El monfortino VII conde de Lemos y su gobernación humanista (micro-ensayo)

Publicado el 10 junio 2021 por Jblor8

El monfortino VII conde de Lemos y su gobernación humanista (micro-ensayo)

por

Juan B Lorenzo de Membiela

Desde 1457 y hasta 1777 el condado de Lemos fue señoreado por los Castro de Andrade. Pero de entre todos, D Pedro (1576-1622) , VII conde de Lemos, fue el que más relevancia obtiene en la historia. Fue un hombre del renacimiento en toda su profundidad. Su vida como estadista pereció bajo intrigas cortesanas y con él, un humanismo que hubiera bruñido burocracias ajadas por el polvo de los siglos. Aún hoy, su recuerdo pervive en Galicia y, en concreto, en Monforte. Los monfortinos son gentes que aprecian su historia como tributo a todo lo que el porvenir les deparó. 

Fuente: Wikicommons

Es difícil encontrar en España afectos de esta intensidad en tiempos de tanto escepticismo, de tanta palabra magra de significado…Aunque existen: por fortuna o por venturosos hados... Queda honrada la memoria de quien fue generoso. Y, con ello, se invita a otros para que sigan su ejemplo que es benemérito para las angustias del hombre ante la adversidad.

El desempeño de cargos de Estado fue importante bajo el reinado de SMC Felipe III . Pero su gobernación no convirtió solamente a este humanista en un personaje histórico. Fue su filantropía hacia literatos, lo más selecto del siglo de oro: Miguel de Cervantes, Quevedo, Lope de Vega, Góngora, los hermanos Argensola, Vicente Espinel, Gabriel Barrionuevo, Esteban Manuel Villegas, Mira de Amescua, Fr. Diego de Arce, Diego Duque de Estrada, entre otros. Junto a una promoción de la cultura que incluyó la compra de arte napolitano: Hoy puede visitarse en el convento de las madres clarisas en Monforte.

Esa perspectiva humanista que a tantos socorrió fue el gesto que lo mantiene vivo porque antes como ahora la voracidad del hombre es difícil de embridar ante personajes que aun hoy desafían la integridad de muchos en sus servicios a los demás.

Fue constante en su vida esta dualidad de ocupaciones. Por un lado, la gobernación; por otro, el arte, entendido no solamente en el gusto y sensibilidad de percibirlo. También en lo práctico, escribiendo composiciones poéticas, comedias y relación epistolar. 

Cultivó el género de ficción, desconocido en su época. Es posible que abstracción de las lecturas de sus autores protegidos, especialmente Cervantes. Este hecho demuestra el carácter de Lemos frente a los convencionalismos sociales. Un gesto de libre pensador ante el rigor de lo ortodoxo.

Podría parecer contradictorio, incluso, algo frívolo: ¿un gobernante escribiendo alejado de la severidad de los hechos?  ¿apartado de las circunstancias fatales que todo pueblo experimenta y que deben ser resueltas expeditivamente por la buena disposición y esfuerzo del administrador real? … ¿por la vinculación que el  ejercicio del poder con sus responsabilidades para los ciudadanos?

No. No se trata de eso.  Nada más beneficioso para una buena administración que el criterio creativo que por sí mismo es dinámico e innovador, reparador de carencias y ausencias. Y porque en definitiva se trata de una cuestión de honor: proteger a aquellos que necesitan auxilio.

Son decisiones resaltables:  la creación en Nápoles de la «Accademia degli Oziosi» en donde debatían científicos, literatos y artistas. La construcción de la Universidad que hoy es Museo Arqueológico de la ciudad. Así como la iglesia de S. Francisco Javier llamada después de San Ferdinand.

También, como virrey de Nápoles, protegió a sus habitantes frente a los bandidos que la atemorizaban. Reguló el préstamo para evitar la usura. Redujo la Administración prescindiendo de cargos superfluos para obtener mayor eficiencia. Creó el edificio de las Escuelas Públicas. Redujo los cuatro calendarios al uso en la ciudad a uno solo.

El hecho político más relevante, como presidente del Consejo de Indias, fue la supresión de la Cámara de Indias en 1609. Organismo creado en 1600 por su mentor, gestionaba la concesión de cargos y mercedes en el Nuevo Mundo. Su finalidad fue defender el interés de la corona porque las deliberaciones dilataban la resolución de asuntos apremiantes.

Como presidente del Consejo de Indias, recopiló sus leyes para una mejor aplicación de la justicia. Garantizó la asistencia espiritual a la población y, con ello, una protección y defensa de la dignidad indígena.  Estos hechos fueron inéditos no hace mucho tiempo por cuanto implicaban una seria limitación a la trata degradante de humanos.

Los nativos no eran simples cosas, sino que también, obra de Dios y, por ello, sujetos a consideraciones espirituales. Esta reflexión fue desconocida para el resto de las potencias extranjeras hasta no hace muchas décadas.

A diferencia de otros notables se preocupó por su pequeña patria, Galicia. Apostó de palabra y obra por la mejora de unas condiciones sociales sujetas a lo estático de los siglos. Sin embargo, la súplica al rey , del voto en cortes para su tierra fue malograda por las conspiraciones del duque de Uceda y el conde de Olivares.

Publicado en El Confidencial Digital

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