Puede que no hayas visto nunca su cara, pero le conoces. Quizá no te has parado jamás a hablar con él, pero está ahí. A lo mejor algún día se va, pero de momeno está aquí, contigo. Seguro que te suena si te digo que es esa vocecilla que te dice “no voy a poder”, y seguramente también te suene eso de “¿para qué intentarlo?” o “no merece la pena”. Todos tenemos un monstruo así. Un monstruo que hace que no creamos en nosotros mismos, un monstruo que nos dice “te lo avisé” en cada tropiezo. Todos tenemos un monstruo que piensa que no seremos capaces de hacerlo, que nos hace sentir perdidos, solos, sin rumbo. Pero lo bueno es que, sin nos lo proponemos, todos podemos tener una o varias maneras de destruirlo, porque la mayoría de las veces, somos monstruos para nosotros mismos.
Deja de desear y empieza a actuar, deja de querer y empieza a poder, deja de intentar y empieza a conquistar. Se puede, claro que se puede. Y dolerá si fracasas, claro que dolerá. Mucho, muchísimo más de lo que imaginas. ¿Pero vas a dejar ganar a esa vocecilla que te machaca cada vez que sale algo mal…
… o vas a respirar hondo y repetir “mañana lo intentaré de nuevo”?
Hasta el lunes, almas cándidas :)