El Monte de los Enamorados, por Xiomara Ariza
Por Tonibp
@tonibp
Imagen tomada por mi maravillosa y gran amor Xiomara, edición realizada por mi, en parte.
Esta fotografía es propiedad de Xiomara Ariza y se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
En el bello paisaje de la vega de Antequera se alza la Peña de los Enamorados. El perfil de esta peña es muy singular porque se asemeja a los rasgos de un rostro humano que mira al cielo con la cabeza apoyada en la tierra, como si se tratara de un hombre yacente. Y la explicación a esta peculiar silueta, que recorta el horizonte de la ciudad, la encontramos en la leyenda homónima de la que toma su nombre.
Un joven cristiano, Tello, cae prisionero en una localidad próxima. La hija del mandatario moro de esa localidad, Tagzona, va por curiosidad a los calabozos en los que se encuentra con el apuesto guerrero. Ambos, de una sola mirada casi única, caen enamorados y deciden marcharse, ya que por aquellos siglos, no se les permitía contraer matrimonio a parejas de distintas creencias.
Aunque escapan de la cárcel, son descubiertos por los guardias que, con el padre de Tagzona al frente, salen a su captura. , Los moros van estrechando el cercose acercan y así llegan a un peñón en las entradas de la ciudad de Antequera, decidiendo subir por él. Ya en todo lo alto, los arqueros del padre moro apuntan a los jóvenes. Ambos se miran, se cogen de la mano, y se colocan al filo de la cima. No tenían escapatoria: rendirse y ser capturados y separados. Pero no, Tello y Tagzona, unidos por sus manos, vuelven a mirarse fijamente y se despeñan, saltando al vacío.
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