El monumento tras la ventana

Por Jgorostiza

Cartel de la película

Hace unos meses publiqué una entrada en este blog sobre un forillo que aparece en una secuencia de la película París en cincq jours. Ahora he recordado otro interesante y curioso de otra película, Den Hvide slavehandel, que puede traducirse como Trata de blancas, producida en Dinamarca y dirigida por August Blom en 1910, una cinta que descubrí al escribir el artículo «Architectures on the Same Shot», publicado en la revista portuguesa Jack, que estudia la relación entre el "split screen" o pantalla partida y la arquitectura. El argumento de la película dirigida por Blom comienza en el interior del salón de una vivienda burguesa, con dos ventanas por las que se ven unos tejados, y un espejo en medio de ellas, que el director utiliza con habilidad para mostrar a los personajes desde otro punto de vista; es la casa donde vive la protagonista con sus padres, que leen un anuncio en el periódico solicitando una señorita de compañía para una dama rica, y se lo proponen a su hija, y aunque a su mejor amigo no le gusta la idea, ella acepta y va con su padre a entrevistarse con una mujer en un hotel, consiguiendo el trabajo. Se supone que la película transcurrre en Dinamarca y en el siguiente plano los padres y el amigo despiden a la protagonista que embarca en un buque. La acción pasa a una lujosa habitación donde ella está con la mujer del hotel, a través de la ventana se ve un edificio que parece la torre del Big Ben y ha caído en las garras de una organización de trata de blancas, queriendo convertirla en una de las muchachas de un burdel.  Hasta el momento no se ha mencionado en qué lugar se encuentra, aunque posteriormente cuando su amigo va a rescatarla, aparece un intertítulo en el que puede leerse «En Londres».  Esta vista del exterior es importante en el argumento, porque cuando la protagonista logra mandarle una carta a sus padres, les dice que no sabe dónde se encuentra, pero que a través de la ventana de su cuarto ve una torre con un reloj.

Plano de la habitación de la protagonista (a la izquierda), mientras le suplica a
su doncella que envíe una carta que ha escrito a su padres para que la liberen,
en el exterior la torre con el reloj.

Aunque no está perfectamente reproducida, parece evidente que se trata de la torre del Big Ben y hoy asombra que la protagonista no la reconozca, pero sobre todo surge la duda de cómo puede estar el burdel en un edificio tan cercano a esa torre y tener casi su misma altura. Puede ser un error de perspectiva como sucedía en París en cincq jours, pero en realidad parece que al escenógrafo y/o al pintor del forillo no les importaba la verosimilitud, sino solo mostrar a uno de los iconos urbanos de Londres de una forma que los espectadores lo vieran y reconocieran perfectamente. No quiero acabar esta entrada sin mostrar la pantalla partida de la que hablaba antes.

Pantalla partida en tres fragmentos mientras la protagonista y su padre están
felices en el centro del encuadre, los malvados en los extremos urden su
infortunio.

En este plano los malvados hablan entre ellos por teléfono a ambos lados del encuadre, después de haber engañado a la protagonista y a su padre, mientras estos en el centro están felices porque ella ha conseguido el trabajo. Si quieren saber más sobre este plano, pueden leer el artículo antes citado o la mención que hice sobre él en mi tesis doctoral. Este es uno de los primeros ejemplos de pantalla partida para resolver una secuencia con una llamada telefónica, y es anterior al que se ha considerado erróneamente el primero de ellos, el de Suspense dirigida por Lois Weber y Phillips Smalley en 1913, por cierto, hoy en día mucho más recordada ella, por ser una pionera de la dirección cinematográfica, que él. Un plano que, estudiándolo a fondo, podría comprarse a los que se desarrollan en la vivienda del comienzo con las dos ventanas y el espejo en medio. Para finalizar, si a alguien le interesa la película puede encontrarla hoy, mañana no se sabe, aquí en YouTube.