Cesaba el Motín en la madrugada del 22, para reanudarse en la mañana de ese día.
Los amotinados habían dispuesto nuevos alborotos y actos de violencia para la noche del 22 de abril; convocando al efecto, a gentes de los pueblos cercanos a Toledo, para que estuviesen em· boscados y a la primera indicación entraran en la ciudad, para unirse con los revoltosos de aquí.
Pero alertadas las autoridades intervienen, sobre todo las eclesiásticas, como ya lo hicieron algunas la noche anterior. Para ello el secretario del Cardenal moviliza a las dignidades del Cabildo Canonical, a los simples canónigos, a los curas párrocos, a las diversas comunidades religiosas, a los vecinos, en fin.
Uniéndose a las crecidas rondas, en donde esteban los veedores de los gremios. Interviene hasta el Cardenal y sus familiares; con ello se terminó el Motín. Las nuevas autoridades, nacidas de la revuelta, trataron de mantener tranquila a la ciudad: Del Castillo Barrantes, como Alcalde Mayor, Pasadillo en su calidad de Alcalde Ordinario, todos bao jo la autoridad del Intendente.
Pero no pudieron ambas fuerzas o estratos de la sociedad estamental de la ciudad, impedir que en la mañana del 22 se resurgiera la violencia, que sigue destrozando las casas de las cuatro víctimas de la noche anterior. Se quemaron muebles, la galera del Corregidor ... Del Castillo consigue salvar un caballo y varias personas bien intencionadas, otros objetos.
Por todos los medios se evitan las desgracias personales. Reunidos el Intendente Provincial, Del Castillo "con otras personas de caracter", trataron de acabar con todo aquel alboroto y ruina, dando comisión, al efecto, al capitán don José González de la Torre y a don Justo Pastor Pérez, para que visiten al general francés Mr. Marcial Thomás, para rogarle que no permitiese salir a sus soldados a la calle, y evitar con ello toda clase de insultos o de agresión.
El militar francés les manifestó que se marcharía de Toledo a las doce de esa mañana, si le ponían a su disposición dos coches; los que se buscaron a toda prisa. En el momento de la entrevista, los revoltosos estaban destruyendo el cigarral de don Pedro-Segundo, ubicado a un cuarto de legua de la ciudad. Mientras, el general y su escolta, salían en di· rección a Madrid por el puente de Alcántara.
En esto llegó a la casa del Intendente Manuel Serrano, en un caballo, "a carrera tendida, diciendo a Del Castillo que el pueblo pedía que le nombrasen Alcalde Ordinario; el intendente accede. Así que, manifiesta Del Castillo, monté en aquel caballo y bajé a la Plazuela de Merchán, que está a la salida de la Puerta de Bisagra, en donde advertí de dos a tres mil personas, conducidas muchas por la curiosidad". "Al llegar, aclamaron a Del Castillo y a don José Posadillo y les condujeron al Quartel a donde estaba el Reximiento de Suizos, pidieron y lograron que salieran los músicos.
Pusieron un retrato de nuestro Rey Fernando VII en el estandarte de Y glesia" y marcharon todos a la ciudad, dando vivas al joven monarca. Así llegaron a Zocodover, en donde estaba otro retrato del rey, bajo un dosel de seda y dos soldados haciendo centinela ante él.
Por la Calla Ancha llegaron al Ayuntamiento, pusieron en la Galería el retrato del rey y salió el Cardenal, con su hermana (nos referimos a la menor de ellas, que era María Luisa, que viene acompañando a su ·hermano en todos estos acontecimientos). Se asomaron ambos a uno de los balcones de Palacio, hablaran al pueblo, encareciéndole quietud y sosiego. A.las cuatro de la tarde se retiraba a su casa don Luis-Antonio del Castillo.
Después, el Intendente, nombró a Del Castillo, Alcalde Mayor Interino, ante una serie de personas que lo acompañaban en el solemne acto; con ello revalidaba, formaimente, el nombramiento del día anterior. Ya, en aquella misma tarde, se fueron sosegando los ánimos y la paz volvió a Toledo.
Manifiesta el nuevo Alcalde Mayor, que no conoció a ninguno de los revoltosos, sólo advirtió que eran jornaleros y artesanos que viven "en los Barrios últimos de la ciudad . .. ", pero, eso sí, "sólo vio dos embozados que siempre huían de mi persona.
Otro llevaba un pañuelo a la cabeza y sólo dejaba libre los ojos, narices y boca", José-Atanasio Arabio dice, en su declaración "que estando después del medio día sentado en un banco en Zocodover, pasó don Marín Galarza, oficial retirado (había sido alférez del ejército), acompañado de veinte personas, que se metieron por la callejuela que llaman de la Bragueta (salía de Zocodover, hoy desaparecida), sospechando que algo irregular tramaban_ "Luego volvió a ver a Galarza, que es cojo, venir en un coche, del que le ayudaron a bajar y le mandó quemar. (Don Martín Galarza formaría, después, parte de la Junta Provincial Superior).
Por una serie de escritos de los damnificados, conocemos la evolución de lo robado y quemado: el daño al Corregidor asciende a 34.000 pesos de plata (moneda de una onza de peso; su valor en el tiempo que historiamos es de 8 reales de plata; se llamó también peso duro, luego solo duro). Los que sufrió don Pedro-Segundo se calcula en 80.000 rls., y los de Rodríguez Carreño en 300.000 rls.
LOS DlAS POSTERIORES AL MOTIN (26 al 29 de abril)
1) Tranquilidad y medidas de prudencia.
Toledo estaba tranquilo. El día 26 de abril, y por sorpresa, entran las tropas invasoras en la ciudad, en total diez mil soldados franceses al mando del general Dupont. Eran las diez de la mañana. A pesar de que, por los sucesos habidos los días 21-22, se había rogado por el Intendente, que no viniesen a Toledo esos soldados, en evitación de posible repetición de los incidentes.
Era Comandante de Armas en estos días don Tomás de Jáuregui, que se hace eco de que en la noche del 26 al 27, ha sido gravemente herido en la espalda, un soldado francés; sin que el referido Comandante y el Alcalde Mayor Del Castillo sepan quién puede ser el autor, aunque aseguran que un paisano. A pesar del luctuoso accidente, el pueblo permanece en paz, bajo la autoridad del Alcalde Mayor. Pero el Intendente Domínguez, persona de avanzada edad, comunica que soldados franceses, alojados en el Alcázar, roban en la noche del 27 al 28, varios efectos.
Las autoridades militares de Toledo mandan correos a Madrid por medio de los Dragones de Pavía, acuertelados en la Calle Ancha de San Bernardo, junto a la Fuente de Matalobos. Esta fuente de ocho caños, era famosa en el Madrid de la época que historiamos. Aparte de los testigos, cuyos nombres conocemos y sus declaraciones utilizado, para la mejor información del Motín, como pletamos la nómina con los siguientes: don Antonio Calderón, mayordomo de las monjas de Santo Domingo el Real; Josito El Molinero y Antonio Ximénez El Albañil.
El Alcalde de Casa y Corte señor Cano Manuel a pesar de estar autorizado para ello, con prudente criterio, no se hace cargo de la Alcaldía Mayor, ni interfiere la autoridad del señor Del Castillo. (Es sabido que al nombrarse un juez de Casa y Corte para que en· cause un hecho delictivo, como este del Motín, podía hacerse cargo de la autoridad judicial competente).
Hay una comunicación de Arias Mon, miembro del Supremo Consejo de Castilla, en la cual encarece al Alcalde Mayor "procure por cuantos medios le dicte la prudencia, exhortar a los vecinos a que se porten con las tropas francesas con moderación y buena armonía que S.M. tiene tan recomendada y que cuide de facilitar a aquellos, los víveres y demás que necesiten, de suerte que nada les falte".
De nuevo vemos la postura de alto organismo ante la presencia del invasor.
2) El Alcalde de Casa y Corte regresa a Madrid.
Acabada su misión en Toledo, don Antonio Cano Manuel vuelve a Madrid acompañado de 'toda la numerosa curia que le ayudó en la causa que se le había encomendado. Regresaba sin haber hecho otra cosa, que tomar declaración a cuantos podían estar de alguna manera relacionados con el Motín de los días 21-22 de abril. No toma providencia de prisión u otra medida al caso.
Había recibido durante la tramitación de la causa y estancia en Toledo, una serie de advertencias instándole a la moderación, dadas las circunstancias por la que pasaba España y Toledo.
Si bien la Junta Suprema de Gobierno que dejó Fernando VII cuando parte a Burgos-Vitoril,-Bayona, presidida por su tío el infante don Antonio~Pascual, y el Supremo Consejo de Castilla, no podían pasar por alto, ni justificar el alboroto, "atendidas las actuales circunstancias, no era conveniente en manera alguna que se procediese a tomar provisión contra los dichos sujetos (esto es, los fautores del Motín), reservándolo para tiempo más oportuno, en que sin tener los cuidados que ocupaba la atención del Gobierno, se pudiese volver a lo más conveniente",
Las víctimas del Motín presentaron al Supremo Consejo de Castilla, una y otra vez, exposiciones, valoraciones, reclamaciones, sobre sus casos, más que ningún otro el Corregidor, que pide se le reintegre en su cargo y bienes.
Estima el Consejo que "nunca podrá mirarse impunemente el haber atropellado al Corregidor y a otros interesados, en los términos que resultan del expediente, ni debe permitirse que el pueblo sea el árbitro en quitar y dar los destinos y mucho menos los de jurisdicción, ni será conforme a los principios de buen gobierno, autorizar la separación y ruina de cuatro sujetos, hechos por un pueblo alborotado ... corresponde reponer todas las cosas al estado que tenían antes de esos acontecimientos"
(Aquí está reflejado, en este dictamen toda la doctrina del Despotismo ilustrado que periclitaba; el Consejo se había quedado atrás en la marcha ideoló- gica y vivía en el pasado).
El parecer del Consejo de que se reintegre en el Corregimiento a Santamaría y en las alcaldías a sus amigos Carreña, García Ximénez y Escalona, no se lleva a cabo. Pero se manda que las alhajas y bienes que se encuentren se les deben entregar a sus legítimos dueños.
Por Fernando Jiménez de Gregorio
http://www.realacademiatoledo.es/files/temastoledanos/58.%20El%20motin%20de%20Toledo%20de%201808,%20por%20Fernando%20Jimenez%20de%20Gregorio.pdf