A lo largo de las páginas le acompañamos desde el hospital hasta una isla, donde convivirá con otros cuatro jóvenes también enfermos. Una ambientación que mezcla lo fantástico y lo onírico con lo real y que recrea una atmósfera mágica, intensa, especial, que nos envuelve y nos hace emocionarnos y sentir todo a flor de piel. Como lo hacen todos los habitantes de la isla. Ellos por fin han comprendido que para ser feliz lo único que hay que hacer es saber aprovechar al máximo el tiempo del que disponemos, da igual que sean ochenta años o unas pocas horas. Olvidarse de qué dirán o pensarán los demás y de las apariencias. No intentar cambiar lo que somos para contentarles, para jugar su juego, aunque no nos guste, aunque ni siquiera entendamos sus reglas. Porque lo que hay que hacer es asumir quiénes somos y cómo somos realmente, cuál es nuestro caos, y no querer cambiarlo o eliminarlo, simplemente aceptarlo, sentirnos orgullosos de él y compartirlo con los demás. Porque es lo que nos hace únicos, diferentes, especiales. El libro nos narra una historia dura, injusta, cruel, triste, que nos habla de soledad, de enfermedad, de muerte, pero al mismo tiempo lo hace a través de verdades como puños, deliciosas y maravillosas, llenas de sensibilidad, que nos hablan de las ganas de vivir, de sobrevivir, de luchar, de una actitud llena de positivismo, de esperanza, de felicidad ante la adversidad. Ninguno estamos libres de escapar de la enfermedad, de la desgracia, de la muerte, pero sí somos libres de decidir cómo queremos afrontarlas y cómo queremos vivir. Y con fortaleza, con ilusión, con amistad, con risas, con juegos, con música, todo es mucho más llevadero. Así es mucho más fácil, si no salir del túnel, porque por desgracia no siempre depende de nosotros, sí por lo menos ver la luz al final de él o, como mínimo, disfrutar del camino, del trayecto, del momento, sea largo o corto, eso no importa, mientras sea intenso, emocionante, especial, inolvidable, entrañable, divertido, íntimo. Todo esto y mucho más es este libro del que dan ganas de subrayar todas y cada una de las páginas, los párrafos, las frases, las palabras. Todo. Absolutamente todo. Porque todo merece muchísimo la pena. Todo es una auténtica lección de VIDA. Con mayúsculas. Sobra decir que ya estáis tardando en descubrir qué es el mundo azul y cómo amar vuestro caos. Tampoco hace falta que os diga que el autor tiene un estilo muy personal, peculiar y reconocible que, como sucede siempre en estos casos, o te encanta o lo odias. Yo, por supuesto, estoy en el primer grupo. Y espero que vosotros también. Y si todavía no lo conocéis, ¿a qué estáis esperando? Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.
El mundo azul. Ama tu caos, de Albert Espinosa
Publicado el 14 junio 2015 por Goizeder Lamariano MartínA lo largo de las páginas le acompañamos desde el hospital hasta una isla, donde convivirá con otros cuatro jóvenes también enfermos. Una ambientación que mezcla lo fantástico y lo onírico con lo real y que recrea una atmósfera mágica, intensa, especial, que nos envuelve y nos hace emocionarnos y sentir todo a flor de piel. Como lo hacen todos los habitantes de la isla. Ellos por fin han comprendido que para ser feliz lo único que hay que hacer es saber aprovechar al máximo el tiempo del que disponemos, da igual que sean ochenta años o unas pocas horas. Olvidarse de qué dirán o pensarán los demás y de las apariencias. No intentar cambiar lo que somos para contentarles, para jugar su juego, aunque no nos guste, aunque ni siquiera entendamos sus reglas. Porque lo que hay que hacer es asumir quiénes somos y cómo somos realmente, cuál es nuestro caos, y no querer cambiarlo o eliminarlo, simplemente aceptarlo, sentirnos orgullosos de él y compartirlo con los demás. Porque es lo que nos hace únicos, diferentes, especiales. El libro nos narra una historia dura, injusta, cruel, triste, que nos habla de soledad, de enfermedad, de muerte, pero al mismo tiempo lo hace a través de verdades como puños, deliciosas y maravillosas, llenas de sensibilidad, que nos hablan de las ganas de vivir, de sobrevivir, de luchar, de una actitud llena de positivismo, de esperanza, de felicidad ante la adversidad. Ninguno estamos libres de escapar de la enfermedad, de la desgracia, de la muerte, pero sí somos libres de decidir cómo queremos afrontarlas y cómo queremos vivir. Y con fortaleza, con ilusión, con amistad, con risas, con juegos, con música, todo es mucho más llevadero. Así es mucho más fácil, si no salir del túnel, porque por desgracia no siempre depende de nosotros, sí por lo menos ver la luz al final de él o, como mínimo, disfrutar del camino, del trayecto, del momento, sea largo o corto, eso no importa, mientras sea intenso, emocionante, especial, inolvidable, entrañable, divertido, íntimo. Todo esto y mucho más es este libro del que dan ganas de subrayar todas y cada una de las páginas, los párrafos, las frases, las palabras. Todo. Absolutamente todo. Porque todo merece muchísimo la pena. Todo es una auténtica lección de VIDA. Con mayúsculas. Sobra decir que ya estáis tardando en descubrir qué es el mundo azul y cómo amar vuestro caos. Tampoco hace falta que os diga que el autor tiene un estilo muy personal, peculiar y reconocible que, como sucede siempre en estos casos, o te encanta o lo odias. Yo, por supuesto, estoy en el primer grupo. Y espero que vosotros también. Y si todavía no lo conocéis, ¿a qué estáis esperando? Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.