Jacobo Siruela.
El mundo bajo los párpados.
Atalanta. Gerona, 2010.
Toda nuestra historia es únicamente la de los hombres despiertos; nadie hasta ahora ha pensado en una historia de los que duermen.
A esa aguda intuición de un duermevela de Lichtenberg encomienda Jacobo Siruela El mundo bajo los párpados, un ensayo escrito desde la conciencia de la historicidad del onirismo, una aproximación a esa historia inédita de los sueños que publica Atalanta en su colección Imaginatio vera.
En el prólogo de su Libro de sueños, Borges reivindicaba el sueño como el más antiguo y el no menos complejo de los géneros literarios y justificaba así la conveniencia de trazar una historia de los sueños que exploraría su evolución y delimitaría los sueños inventados por el sueño y los sueños inventados por la vigilia.
Y es que cada cultura y cada época tienen una forma propia de mirar, una estilística histórica del sueño que desde la zona más opaca de la personalidad irrumpe en la parte más secreta de los hombres. Ya intuyó Hegel que si reuniéramos los sueños de un momento histórico determinado, veríamos surgir una exactísima imagen del espíritu de ese periodo.
Relatar un sueño, transferirlo de su esfera íntima a un ámbito público, es hacer un viaje de regreso desde el laberinto, desde la frontera de la irracionalidad y el subconsciente, en el límite mismo del tiempo y del espacio. Ese viaje de un mundo a otro implica la dificultad de establecer una gramática del sueño, cuya sintaxis no se somete a una articulación lógica y se funda en un peculiar mundo de significados autónomos, en una semiología propia cuyos símbolos e imágenes a menudo comparten la doble condición de premonitorias y opacas.
Por eso los sueños, entendidos con frecuencia como mediación entre los dioses y los hombres, han precisado intérpretes que descifren su hermenéutica caótica y determinen su sentido oracular, tan determinante de estrategias bélicas desde la antigüedad como la valoración del vuelo de las aves o la inspección de las vísceras sacrificiales.
Aunque posiblemente se ocupe del mundo metafórico del sueño en otro volumen, no es ese el propósito de Jacobo Siruela en este libro. El mundo bajo los párpados establece una fenomenología del sueño, explica su analogía metodológica con los procesos creativos de la poesía, su relación con lo sagrado en la búsqueda de sueños propicios y reveladores, de iluminaciones en las que el poeta asume un papel oracular, intermedio entre el ámbito humano y la divinidad: el de mediador entre los hombres y la Musa.
Narrativas y turbadoras, sus páginas evocan también la capacidad curativa de los sueños y la creencia en su poder terapéutico en los templos de la antigüedad, contienen descripciones de ensueños, de sueños conscientes en el duermevela lúcido de los onironautas que navegan por esa zona ambigua habitualmente intransitable entre el sueño y la vigilia, al margen del tiempo y del espacio.
Somos de la materia de los sueños, dice Próspero en La tempestad, antes de hablar de la brevedad de la vida. Y El mundo bajo los párpados es también una indagación en la identidad entre el sueño y la muerte, dos reinos de sombras asociados en la mitología clásica a dos dioses gemelares: Hipno y Tánato.
Dos sombras tutelares: la máscara del sueño bajo la que tal vez no sea difícil reconocer el rostro de la muerte.
Santos Domínguez