El mundo bascula hacia el este (conclusiones de la primera fase)

Publicado el 25 junio 2010 por Anto_laelastica

Lo que es una realidad palpable desde hace ya algunas décadas en el terreno de la economía y la política empieza a materializarse ahora en el fútbol. Para nadie es un secreto que desde la irrupción de los dragones asiáticos y el crecimiento exponencial de la economía china, la geopolítica mundial está desplazando su centro neurálgico hacia este. Y después de la primera fase de mundial parece que el deporte rey sigue los mismos derroteros. La clasificación (de manera merecida) de Corea del Sur y Japón en dos grupos durísimos no se debe a una casualidad. Ambas han demostrado rigor táctico, solidez defensiva, una velocidad endiablada y un nivel técnico más que considerable.

Pero no es la única tendencia de la geopolítica que parece reflejarse en el mundial. América Latina sigue con la misma tendencia. Dos potencias (Brasil y Argentina) y un elenco de países con un muy buen nivel medio pero que no terminan de explotar. Además a la selección brasileña le pasa lo mismo que a Lula. Todos piensan en el jogo bonito de los cariocas, pero lo cierto es que llevan décadas sin hacer un fútbol atractivo. De la misma manera todos pensamos en Lula como un estadista de izquierdas, pero ni su política económica ni su política internacional parecen corroborar esa impresión.  Asimismo, los países de renta media de Latinoamérica (que coinciden en gran parte con los que se han clasificado) como Chile, Paraguay o Uruguay parecen estar en la senda correcta pero siguen sin conseguir una fuerte reducción de la pobreza.

Lo que le pasa a Europa también es un fiel reflejo de su situación actual. Selecciones que siguen recurriendo a la veteranía porque el relevo generacional no convence. Italia, Dinamarca o Francia responden a este perfil. Luego está España, un país que al igual que en la política no termina de ocupar el puesto que debería en relación a su potencial. Portugal con su eterna crisis. El juego no traduce la calidad de sus futbolistas. Y en medio de todo este proceso emerge Alemania. Un país que ha cambiado a sus tipos enormes, rudos y arrogantes por un conjunto multicultural de jóvenes descarados y técnicamente exquisitos, que sin hacer mucho ruido se han convertido en candidatos. Quizá sea ese el espejo en el que deba mirarse Europa. Y no me refiero sólo al fútbol…

África sigue atrapada en su físico. Salvo Ghana, que da muestras de cierta madurez, el resto de las selecciones han decepcionado mucho. El resurgir que se produjo de la mano de Drogba y Eto’o, que parecía indicar una nueva era en el fútbol del continente negro se está apagando, de la mano, por cierto, de seleccionadores europeos, como Eriksson o Le Guen. Al igual que en política, África sigue apostando por soluciones importadas de las viejas metrópolis, que no dan el resultado que se espera. Como dice el filósofo ghanés Kwasi Wiredu, el continente tiene que apostar por un proceso de descolonización mental, rescatar el pensamiento africano libre de influencias y consciente de su estado libre y actual. Y hacer oír su voz. Una voz singular, ingenua y enriquecedora.

Y llegamos a Asia. Que ha conseguido colocar a dos de sus tres selecciones en octavos. Asia, un continente orgulloso de su cultura milenaria, siempre se ha empeñado en crear su propio modelo alejado de las convenciones occidentales. Los dragones asiáticos crecieron haciendo exactamente lo contrario de los que les recomendaban desde el FMI. Y han trasladado esa actitud al fútbol. En contraposición a lo que señalaba sobre África (todas las selecciones del África negra tienen seleccionador europeo) tanto Corea como Japón tienen seleccionadores nativos. El resultado es un fútbol vitalista, con el que potencian sus virtudes y minimizan sus defectos. Asia tiene voz propia. El mundo bascula hacia el este.