Revista Coaching

El mundo es tu salón de clases. Las lecciones ocultas que la vida te da

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

El mundo es tu salón de clases. Las lecciones ocultas que la vida te da

Por Kim Kiyosaki Como emprendedor, recogerás lecciones de negocios todo el tiempo; incluso cuando pasees en bicicleta durante tus vacaciones en Francia.

Mis cuatro amigas y yo recientemente tuvimos un fabuloso viaje a través del Valle de Loira en Francia, en bicicletas. ¡Estuvo genial! Nos reímos un montón, revelamos nuestros secretos y travesuras. Y ya que era el Valle de Loira, todas disfrutamos de un poco de vino.

Lo qué hizo que esta aventura fuera especialmente entretenida es que éramos todas emprendedoras. Esos rasgos "especiales", que hacen de un emprendedor, un emprendedor empezaron a florecer. A los cinco minutos de llegar a nuestro punto de encuentro, y reunirnos con el resto del grupo en bicicleta, nos apodaron "el grupo divertido," e hicimos nuestro mejor esfuerzo para mantener nuestra reputación.

El lema de nuestro viaje de seis días fue "Nos encontrarán." Las cinco estábamos agradecidas con los dos líderes del grupo, porque cuando nos desviábamos del curso, perdíamos la noción del tiempo o se nos desinflaba un neumático, nuestros líderes de grupo venían y "nos encontraban." Y tuvieron que venir a encontrarnos a menudo.

Fue un hermoso, un poco difícil (De alguna manera no leí la mención de las colinas en el folleto), memorable y maravilloso viaje. El paisaje era impresionante, la comida, el vino y los hoteles eran todos de primera clase, el paseo en bicicleta fue estimulante, y lo mejor de todo fue poder reunirme con cinco mujeres emprendedoras dinámicas para jugar, dejarse llevar y tomar un merecido descanso del mundo empresarial.

Pero no un descanso total. Dice el refrán, "Puedes sacar a una chica fuera del país, pero no puedes sacar al país fuera de la chica." Creo que lo mismo pasa con los emprendedores; puedes sacar al dueño fuera del negocio, pero no puede sacar al negocio fuera de su dueño. Veíamos o experimentábamos algo en nuestro viaje y de inmediato lo veíamos como un tema de servicio al cliente, una oportunidad de marketing o un prospecto de venta, esto es lo que me gusta de ser dueña de negocios. Ves lecciones, ideas y oportunidades por todos lados.

Permítanme compartir contigo dos lecciones que aprendí en este viaje a través del Valle de Loira.

Una lección de Servicio al Cliente

Íbamos por el cuarto día de nuestro viaje y se presentó un día muy lluvioso (nos pusimos de moda al usar de gorros de la ducha del hotel sobre nuestros cascos). En nuestra primera parada del día, un hermoso castillo, disfrutamos de un capuchino calentito. Uno de los líderes del grupo se acercó a nosotras cuando ya estábamos volviendo a nuestras bicicletas y nos habló de una excelente bodega a pocos minutos de la ruta de nuestro camino a almorzar en un pequeño viñedo. Sonaba bien para nosotras, y nos dirigimos allí. A medida que íbamos, la lluvia empezó a caer con más fuerza. Estábamos empapadas. Debatimos si nos saltábamos la parada adicional, pero decidimos ir a por ella.

Nos desviamos del camino y nos dirigimos hacia una colina... no era una de nuestras cosas favoritas. Finalmente encontramos la bodega, bajamos de nuestras bicicletas y nos dirigimos a través de los charcos a la sala de degustación. La lluvia estaba cayendo a cántaros. Chorreando agua, las cinco entramos.

El anfitrión de la cata de vinos estaba detrás del mostrador vertiendo vino para una pareja. A medida que nos sacábamos nuestros abrigos, la mujer detrás del mostrador, ocupada limpiando la barra, comenzó a hablarnos en francés. Gracias a Dios, una de las mujeres de nuestro grupo, Lee Ann, hablaba francés. Era obvio que la mujer se estresó al vernos. Ella y Ann Lee hablaron de acá para allá. La única palabra de la conversación que el resto de nosotras pudo entender fue "imposible", que repitió al menos cuatro veces. Resulta que la mujer casi entró en pánico cuando vio a cinco personas entrar a la vez.

"Ella dice que no puede manejar un grupo tan grande. Es imposible." Lee Ann explicó.

"¡Sólo somos cinco!" dije. "Dile que vamos a comprar muchas botellas de vino." Pensé que una venta sin duda iba a cambiar su tono.

Lee Ann entregó el mensaje. "Ella dice que es imposible. Tenemos que hacer una cita para un grupo."

"¿Una cita? ¡Eso no tiene sentido en absoluto!" Ronda, nuestra especialista en educación empresarial, dijo en voz alta. "Olvídese de la degustación, compremos una botella de Vouvray y bebámosla aquí. Al menos podremos secarnos un poco."

Lee Ann se acercó a transmitirle el mensaje a la mujer que estaba, casi obsesionadamente, limpiando el mostrador. Era una especie de obsesionada por la limpieza.

Después de hablar con ella, Lee Ann volvió y giro sus ojos. "No van a creer esto, dice que no podemos beber el vino aquí. Tenemos que beberlo fuera."

"¡Fuera!" Dije. "¿No ve que está diluviando?"

Para el detrimento de la bodega, no hubo degustación de vinos y ninguna venta.

Salimos de allí sin habla. Para cinco mujeres emprendedoras, era "imposible" concebir darle la espalda a un cliente que:

1. Entró por la puerta
2. Te dijo que compraría tu producto
3. Luchara contra el viento y la lluvia para llegar a la entrada

Llegamos a la conclusión de que esta mujer tenía un umbral muy bajo para el estrés si un grupo de cinco la hacía pasar sus límites. Estaba más preocupada por mantener su mostrador limpio, que hacer una venta. Como nuestra experta de marca, Kathy, nos explicó, esta mujer tuvo la oportunidad de crear un "momento" significativo, que es lo que hacen los buenos vendedores por sus clientes. Tú quieres crear un recuerdo especial y positivo para tu cliente. Esta mujer tuvo la oportunidad de hacer eso, pero optó por limpiar su mostrador. Nos preguntamos qué es lo que el dueño de la bodega diría... tal vez sea una pariente.

Esta mujer siempre será un recordatorio para mí de estar eternamente agradecida cuando un cliente entre por mi entrada principal.

Toma el consejo de las fuentes correctas

La segunda lección se produjo en la última noche de nuestro viaje. Hacia el final de la cena con todo el grupo, una de las líderes del grupo, Emily, vino a mi mesa y hablamos. Me dijo que estaba lista para la siguiente fase de su vida. Le pregunté cuál era, y me dijo que quería comenzar su propio negocio. Le pregunté cuál era su siguiente paso y me dijo: "Creo que volveré a la escuela y obtendré mi MBA. Creo que un MBA me dará las habilidades que necesito para ser una emprendedora."

Eso fue todo lo que necesité escuchar. Le dije: "Mañana por la mañana pasearás con las chicas. Esa será una educación que no te querrás perder."

A la mañana siguiente, las seis nos montamos en nuestras bicicletas. La discusión comenzó. Le pregunté a Kathy, "¿Te da un MBA las habilidades para ser un emprendedor?"

Ella se rió, "¡No! El MBA está diseñado para personas que quieren trabajar en el mundo corporativo. En realidad, te entrena para ser un empleado corporativo."

"¿Quieres un trabajo corporativo?" Le pregunté a Emily.

"No, eso es lo último que quiero."

Las seis estábamos teniendo una discusión muy animada y entonces le pregunté: "¿Quién te dijo que obtuvieras un MBA?"

"Varios de mis clientes en los tours en bicicleta", respondió ella.

"¿Quiénes eran estos clientes?" Le pregunté.

"Hombres mayores retirados", respondió ella.

"¿Eran del mundo corporativos?" Le pregunté.

"Sí, todos ellos lo fueron", dijo.

La emprendedora Lisa añadió: "Así que te están dando consejos sobre cómo hacer lo que ellos hicieron. Pero tú no quieres hacer lo que ellos hicieron."

Cuanto más hablamos las cinco con Emily sobre lo que se necesita para ser una emprendedora y sobre nuestras experiencias en la vida real, más emocionada se ponía. "Nadie me había dicho esto antes", dijo. "Lo que ustedes dicen suena muy cierto para mí."

"Eso es porque todas estamos haciendo lo que tú quieres hacer", le contesté. "Si le vas a pedir un consejo a alguien, pídeselo a las personas que ya hayan hecho lo que tú quiere hacer". Para mí eso se aplica a todo, ya sea en los negocios, las inversiones, el baile o la jardinería. Quiero aprender de las personas que ya lo han hecho, no de gente que sólo hablar o teorizar sobre ello.

Para Emily, ella no se había dado cuenta de que su trabajo actual de guiar grupos de adultos, manejar presupuestos, trabajar con los proveedores y enfrentar emergencias a diario, era en realidad una educación fantástica para el mundo empresarial. Ella ya estaba por delante del resto.

Siempre se un estudiante

El emprendedor exitoso siempre es un estudiante. Lo bello de esto es que todo el mundo y cada experiencia en la que te encuentres, son tu salón de clase.

Fuente: http://escuelapararicos.net/el-mundo-es-tu-salon-de-clases-las-lecciones-ocultas-que-la-vida-te-da/

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