Sin embargo hay un truco: el reseteo está diseñado para que los poderosos tengan más poder en el mundo futuro que resurja, en el que los ricos serán más ricos, los pobres estarán más sometidos y las libertades y derechos retrocederán.
Muchos pensamos que mas que un "reseteo" lo que se pretende es rediseñar el mundo en beneficio de los poderosos, que quieren estados más fuertes, gobiernos más inamovibles y la desaparición de los derechos individuales y de la democracia.
Cada vez que he conversado con los poderosos del mundo, algo que hecho en no pocas ocasiones, gracias a mi profesión de periodista internacional, me ha sorprendido que nunca estaban preocupados por la democracia, las libertades, los derechos o el bienestar de los ciudadanos. Sus únicas preocupaciones eran el poder, en primer lugar, y después la economía, la superpoblación y la necesidad de crecer.
Esa escala de valores en el mundo del poder ayuda a entender lo que está pasando, el papel asignado a la pandemia del coronavirus y a explicar por qué el mundo está siendo reseteado.
En otros tiempos el mundo era reseteado por las guerras y las grandes pandemia, sobre todo por la peste bubónica, el sarampión o la viruela, enfermedades capaces de acabar hasta con un tercio de la población en unos meses.
Pero los avances de la medicina impiden que esos viejos azotes funcionen en estos tiempos, mientras que las guerras son demasiado peligrosas porque generan desestabilizaciones profundas y las armas son demasiado letales y pueden alcanzar también a los que poseen el poder y la riqueza.
La gran pregunta es ¿Cómo se resetea el mundo en el siglo XXI?
Lo estamos viendo y el coronavirus, que probablemente es un patógeno de diseño en laboratorio, está cumpliendo la función que los poderosos creen imprescindible para que ellos puedan seguir dominando la vida y controlando la muerte.
Después del coronavirus vendrán otras pandemias, medicinas envenenadas y vacunas exterminadoras, hasta que exista un mundo distinto, mas acorde con lo que los tiranos quieren: menos poblado, mas asustado, mas habituado al sometimiento, con un Estado más temible y poderoso y con muchos negocios abiertos para emplear el capital en reconstruir y reactivar unas sociedades muy escuálidas y dañadas, Todo un sueño para los que tienen poder y dinero; todo un infierno para los débiles y los pobres.
Nosotros tenemos todavía la posibilidad de detener el exterminio, pero para lograrlo hay que ser rebeldes y plantar cara a los monstruos. Es una tarea de valientes.
Francisco Rubiales