El mundo, la carne y el diablo

Publicado el 30 diciembre 2013 por Oscar @olavid25

Un comportamiento humano difícil de explicar, en una imagen de benidormlive.com

¿Cómo luchar contra uno mismo? Esa es la pregunta clave. Uno está adiestrado en la disputa con los enemigos clásicos, pero es mucho más difícil vencer a la pereza, la envidia, los celos, el aburrimiento, esos males que nacen en uno mismo, que ni siquiera reconocemos cuando nos miramos al espejo. Los enemigos del hombre son tres, el mundo, la carne y el diablo, dice la Biblia. Yo trabajé en El Mundo más de 15 años y no me fue tan mal. En aquella escuela aprendí, sobre todo, que todo es mutable, que todo es prescindible (incluso yo) y que hay muchas formas de hacer el tonto y una de ellas es dejarte la piel trabajando. Lo volvería a hacer, seguro. Es mi carácter. Ya lo dijo el escorpión en mitad del río, después de matar a la rana sobre la que viajaba.

A fin de cuentas, la vida es hacer el tonto con un poco de dignidad. Hay muchas cosas sin sentido que hacemos encantados: salir de vacaciones el 1 cuando es festivo, alquilar un apartamento más incómodo que tu propia casa, ir de camping para dormir en el suelo, acudir a la cena de empresa, guisar pavo, visitar bares donde no hay quien pruebe el pincho del pincho-pote (excluyo a los nobles establecimientos de Mendavia), cantar sin acompañamiento, vestir leggins con más de 19 años, jugar a futbito con más de 30, pensar en el sexo con más de 40, beber en exceso con más de 50, conducir con más de 60, andar en bici con más de 70… La carne y el diablo acechan por las esquinas.

Ahora dicen que no podemos dejar de comer patatas fritas por la hiperfagia hedónica, que es comer por comer. En mi caso es crónica y se manifiesta también con polvorones, aceitunas, callos, almendras, manitas rellenas de foie, jamón de jabugo, gambones… ¿Para qué seguir? Pienso en todo esto y veo en las noticias que Cruz Roja ha habilitado comedores escolares en tiempo de vacaciones navideñas para atender a los niños que de otro modo vaya usted a saber. Este país es un desastre. En China, donde millones de ciudadanos pasan hambre, han dimitido 56 diputados provinciales y 512 concejales por un caso de corrupción. Lo del hambre lo dejan para más adelante. Conociendo a los chinos, que todo lo hacen a lo grande (salvo tener hijos) seguro que a esta hora las cifras han crecido. A ver si alguno se anima por estos lares.