Leo documentos y libros, en los cuales se describen sucesos históricos e interpretaciones que pueden ser válidas para mi armario intelectual, incluso aunque pueda diferir en algunas cuestiones concretas podría aceptar en general la descripción que realizan del pasado, algunas de sus interpretaciones históricas, pero donde tropiezo indefectiblemente es en la proyección que realizan de dicha historia. La secuencia de hechos los lleva a conclusiones que aplicadas aquí y ahora ya no comparto y si las proyectan a futuro, aumentan mis dudas. (En el terreno de la ecología encuentro algunos de estos problemas de proyección).
Algunas de ellas porque no las veo, no han ocurrido en este país ni está pasando ahora lo que cuentan, aquí en España. El Franquismo, Transición y posterior instalación de la socialdemocracia, parece un tiempo con el que chocan interpretaciones, unas para dar una versión de frontera otras para seguir con otra historia. El conocimiento como siempre es parcial y en movimiento, y probablemente unos dirigimos la mirada a una parte y otras personas a otra, si además nosotros hemos cambiado de posición y la realidad ha estado en movimiento, las dificultades para coincidir aumentarán.
Comprendo que para algunos, la conclusión tenga que ser común, fiados de que en ocasiones tenemos procedencias intelectuales similares. Y no es así, y cuanto más cercano a la actualidad, ha tenido menos sentido ese patrimonio común ideológico de izquierdas. Ese autotítulo de ‘soy de izquierdas’ conseguido por ciencia infusa, con el que tantos pretenden salvar su pertenencia o identidad en el mundo actual, incluso utilizado como paradigma de mayor comprensión de los acontecimientos de la realidad, se antoja casi siempre como un penoso lastre que hay que abandonar, precisamente para comprender la realidad. Y abrazar la racionalidad mirando a todas partes, buscando por todos lados ideas y argumentos que expliquen y puedan abrir puertas.
Que el capitalismo o el libre mercado sea un sistema explotador generador de contradicciones, etc., no debería implicar pararse en ello pensando que todo está hecho y dicho hasta el fin de los días en el que no se sabe bien que revolución habrá en el paraíso, porque no lleva a ninguna parte, los hombres siempre han sido y probablemente sean explotadores, injustos, criminales y tantas y tantas cosas y aquí seguimos intentando resolver los problemas de cada momento.
Las ideas neoliberales tienen peso en el mundo, pero no me explica el por qué en unos sitios hay mayor democracia que en otros, o por qué unos países, España, han caído en competitividad y otros han subido, por qué nos hemos quedado rezagados en altas y medias tecnologías o por qué existe el estado de bienestar en unos lugares y no en otros, ni siquiera explica la necesidad o no de regulación global, ni por qué la crisis toma unos derroteros en Europa y otros en EEUU, y otros en China, y otros en...ni por qué en el norte de Europa tiene un trayecto y en el sur otro, ni me explica por qué tenemos un 40% de paro juvenil, ni ha influido en nuestros problemas demográficos, ni entra a determinar el sistema de debate y toma de decisiones políticas en cada sociedad, ni en cada partido, que influyen en la gobernanza de cada organización, región y país.
Pero todavía más importante, que en el mundo tengan peso las ideas neoliberales no explica ni condiciona, por ejemplo, que en China, ya uno de los líderes mundiales, el estado y la regulación pública tengan un peso tan grande y el pueblo tanta diferencia de derechos y necesidades satisfechas respecto a nosotros, de tal forma que la mayor revolución nuestra sería hacerla allí para que conquistaran estatus similares a los europeos, es lo que mejor podría salvarnos de nuestras penurias. Y en India y en Brasil y en tantos sitios. La existencia de las realidades concretas de China, India, Brasil y etc. tiene mayor peso en nuestras vidas que cualquier teoría económica o política y nos obliga a adaptarnos, a comprenderlos y comprendernos.
Que se produzca una mutación social, cambio de etapa o fin de ciclo, o como quiera denominarse podrá ser explicado con una teoría general, pero sin aclarar lo concreto y particular de este país tendrá poca utilidad para nosotros. El que casi todos estemos dando tumbos para tratar de comprender la realidad actual, lo que ha pasado recientemente, no justifica que aquellos que no los dan, hayan encontrado respuestas socialmente relevantes y útiles. Porque, entre otras cosas, luego habrá que aplicar los conocimientos y ello requerirá de fuerzas suficientes en los aparatos de decisión política y económica, gobiernos y empresas, partidos y sindicatos, organizaciones internacionales y nacionales…