Es increíble cómo van pasando los años y todo cambia.
Me acuerdo cuando jugaba con mi muñeca, la inyectaba, le colocaba vías en las “venas” y bolsas de suero que traía de mis internamientos en el hospital; además de vendas que, según yo en mi vivencias de infancia, la hacían sentir mejor. Lógicamente, mi pobre muñeca de trapo quedaba toda manchada y mojada. Luego tenía que colgarla al sol para que se secara.
Como Navidad se acerca, se ven muchos anuncios comerciales de productos infantiles, en especial para las niñas y entre ellos existe uno que en realidad me sorprende de gran manera: muñecos que, tras las vitrinas de grandes y pequeños almances, como en una visión parpadeante se venden enfermos, tirados en cama y siempre, sin faltar uno, hasta en la tele con su infaltable kit de sanación para que la pequeña madre se ocupe de curar a su enfermito de urgencia; sin ponerse a pensar en ¡Qué responsabilidad tan grande le estamos dando a esa pobre niña! ...
Ya se ha hablado y se han hecho estudios sobre los rolles de género que le estamos enseñando a nuestros niños en la sociedad; además de las zozobras mentales no equitativas porque es un muñeco para niñas.
Con la evolución de los juguetes puede ser que esta visión sea errónea y las madres del futuro sean las mejores: esa respuesta la sabremos más adelante. Por el momento lo mejor es la comunicación con nuestros chicos y chicas. Espero esta nota sirva para reflexionar y en ningún momento para incomodar a nadie.