El Museo del Bardo, la historia de Túnez.
En el Museo del Bardo se encuentra gran parte de la historia de Túnez y, a la vez, este museo es un eslabón de ella. Por desgracia.
El día 18 de marzo de 2015, el Museo del Bardo sufrió un atentado en el que murieron 22 personas, muchas de ellas turistas de diferentes nacionalidades. La prensa internacional, tan pendiente de los suyos y del terrorismo islamista, habló durante días del país, del ataque y del museo. Para recordar la barbarie, el gobierno ha decidido no borrar las huellas del atentado y hoy, estas marcas conviven con los mosaicos romanos. Porque la historia que alberga el Museo Nacional del Bardo empieza siglos atrás. Milenios.
Una de las esculturas helenas rescatadas del barco romano
Lo que guarda el Bardo
El Bardo atesora testimonios desde la prehistoria hasta nuestros días. Sus salas incluyen una exquisita colección de joyería púnica, muestras del arte cristiano, arte islámico, lápidas romanas y obras clásicas, como las esculturas de mármol y las columnas helenas rescatadas del fondo del mar en el siglo XX, siglos después del naufragio en las costas de Mahdia de un barco romano. Sobre todo ello destaca una de las mayores colecciones de mosaicos romanos que hay en el mundo con ejemplos tan representativos como el de “Virgilio escucha a Clío y Melpómene”, “El triunfo de Neptuno” o “Eulises y las sirenas”. Toda una clase magistral de mitología clásica.
Virgilio escucha a Clío y Melpómene. Mosaicos del Bardo.
Las huellas de la historia.
¿De dónde vienen todas estas obras de arte? Aunque la historia no siempre ha estado del lado de Túnez, Túnez siempre ha hecho historia y su situación en el Mediterráneo propició la llegada de diferentes pueblos y culturas.
Los primeros restos que nos hablan de la presencia humana en Túnez son del Paleolítico. En el oasis del Guettar se encontraron las huellas de una población nómada, y entre sus restos, la manifestación religiosa más antigua que conocemos: el Hermaïon del Guettar, expuesta, cómo no, en el Museo del Bardo. Más tarde, en el Neolítico, los bereberes habitaron esta zona y, con la llegada de los fenicios, aparecieron ciudades como Útica o Cártago, creadas en los años 1101 y 814 a.C. En Cártago se desarrolló la civilización púnica, un pueblo que, siglos después, fue vencido por los romanos tras tres guerras. Desde ese momento, Roma se asienta y se crea en Túnez la “Roma africana”. Posteriormente, el cristianismo entró en el país y, otra religión monoteísta, el Islam apareció en la región en el siglo VII. De estas épocas han quedado yacimientos arqueológicos y restos como Cártago, Útica, Hadrumetum (actual Susa) o Dougga. Fuentes de los mejores vestigios que se conservan en el Museo del Bardo.
Cártago
El Palacio del Bardo.
El Museo en sí, la institución, también tiene una larga trayectoria detrás. El Museo del Bardo fue creado en 1882 e inaugurado seis años más tarde. Se ubicó en el barrio del Bardo, una zona situada a las afueras de Túnez que había sido residencia de sultanes y del bey. De hecho, se aprovechó su gran palacio, del siglo XIX, como sede del museo. Poco tiempo después, se incorporó al museo otro palacio más pequeño, pero también de gran valor arquitectónico. Es por eso que, además de las obras de arte, los edificios en sí son un monumento. Las cúpulas, las columnas, la decoración mural, los detalles del techo, las lámparas, los patios… combinan arte turco, del magreb e italiano. Y el museo continúa su expansión, haciendo hueco a las piezas que estén por venir. Creando espacio para el arte y la historia.
Detalles del palacio que alberga al museo.
Información.
El Museo del Bardo abre en verano de 9:00 a 17:00 y en invierno de 9:30 a 16:30. El precio de la entrada es 11 Dt. Para corroborar estos datos se puede visitar su web.
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