La Fábrica y el Museo Guggenheim Bilbao editan Bill Viola, una obra que complementa la exposición retrospectiva sobre la obra del artista norteamericano que el museo acoge hasta el 9 de noviembre
El libro traza, a través de seis capítulos, una cronología de la producción de Bill Viola desde su descubrimiento del video, hasta sus últimos trabajos
El Museo Guggemheim Bilbao acoge hasta el 9 de noviembre una exposición retrospectiva sobre la obra de Bill Viola, exposición que se enmarca en las actividades de celebración del XX aniversario de la institución cultural.
Con motivo de la exposición La Fábrica y el Museo Guggenheim Bilbao editan Bill Viola, de John G. Hanhardt, una completa obra que recorre la evolución de este artista considerado uno de los máximos exponente del videoarte.
Bill Viola (Nueva York, 1951) comenzó a experimentar con el video arte en la década de 1970. El artista indaga en sus creaciones sobre cuestiones relacionadas con la condición humana y la capacidad del hombre para conocer y dimensionar el universo en el que vive.
Este libro, que cuenta con más de 400 imágenes, es la primera monografía que recorre la carrera del artista de manera íntegra, desde su formación en Siracusa, Nueva York, hasta la inauguración en 2014 de la instalación Mártires (tierra, aire, fuego, agua) [Martyrs (Earth, Air, Fire, Water)], realizada especialmente por encargo para la Catedral de San Pablo de Londres.
Ahondando en las descripciones que hace Viola de su propia obra, el libro subraya las influencias visuales, literarias y espirituales fundamentales en su práctica artística, así como la evolución de su tratamiento de la imagen en movimiento, que tiene lugar en paralelo a los avances tecnológicos.
Como señala Kira Perov en el texto introductorio de la publicación: “se trataba de producir un libro que ilustrara tanto el proceso de creación de las obras de arte como la manera en que cada pieza se integra en una estética general.”
Así, intercaladas entre los textos que exploran su trayectoria se muestran numerosas ilustraciones de sus piezas más significativas , junto con reproducciones de sus bocetos y apuntes de sus Cuadernos, que arrojan luz sobre sus métodos de trabajo.
Sobre el artista
Bill Viola nació en Nueva York en 1951 y finalizó sus estudios en la Universidad de Siracusa en 1973. Pionero del videoarte, Viola ha creado instalaciones, vídeos/películas, entornos sonoros, proyecciones de vídeo sobre paneles planos y obras para conciertos, óperas y espacios sagrados durante más de cuarenta años.
En sus obras en vídeo, Viola emplea con maestría sofisticadas tecnologías audiovisuales, a la vez que explora la espiritualidad y la percepción en la experiencia humana, centrándose en temas universales, como el nacimiento, la muerte, el despertar de la conciencia… Las fuentes del artista norteamericano proceden de la historia del arte tanto de Oriente como de Occidente. Y de las culturas y religiones de todo el mundo.
Representó a EE. UU. en la Bienal de Venecia de 1995. Entre otras importantes exposiciones individuales, destacan Bill Viola: A 25-Year Survey, organizada por el Whitney Museum of American Art (1997); The Passions, en el J. Paul Getty Museum (2003); Hatsu-Yume (First Dream), en el Museo de Arte Mori, en Tokio (2006); Bill Viola, visioni interiori, en el Palazzo delle Esposizioni, de Roma (2008); Bill Viola, en el Grand Palais de París (2014); y Bill Viola: Electronic Renaissance, en el Palazzo Strozzi de Florencia (2017). Mártires (tierra, aire, fuego, agua) [Martyrs (Earth, Air, Fire, Water)], la primera de las dos obras permanentes realizadas para la Catedral de St. Paul de Londres, se inauguró en 2014, seguida por María (Mary, 2016). En 2004 Viola realizó un vídeo de cuatro horas de duración para la producción de Peter Sellars de la ópera de Wagner Tristán e Isolda, que se representó en numerosas ocasiones en EE. UU., Canadá, Europa y Japón. A lo largo de su carrera, Viola ha recibido numerosos premios y distinciones, como el premio de la Fundación MacArthur al “genio creativo” (1989), el XXI Premio Internacional Cataluña (2009) y el Praemium Imperiale, otorgado por la Asociación de Arte de Japón (2011).