Otra curiosidad histórica.
Leo en el libro de Lorch Netanel, “Las guerras de Israel” (árabes contra judíos desde 1920), el primer antecedente de la poderosa factoría de ficción Pallywood:
“… Cuando un joven árabe, que había apuñalado a un judío en Tel Aviv a principios de 1914, estuvo detenido en el Instituto de 2.a Enseñanza de Herzlia hasta que la Policía llegó a buscarlo, se enviaron telegramas de protesta a Constantinopla sobre «las cárceles judías en las que se torturaba a los árabes …».
Ni cárceles, ni tortura existieron lógicamente, pero eso era lo de menos.
Lo importante era difamar a la comunidad judía para justificar la violencia contra ellos, como hoy lo es difamar al estado de Israel.