Al igual que la historia del cine de otros países en América Latina, la de Uruguay está permeada de experimentación, política, intereses particulares y, por supuesto, mucha creatividad. A partir de los últimos años del siglo XIX, surgieron las primeros atisbos de la cultura cinematográfica uruguaya con la proyección de cintas de los hermanos Lumière y de algunos aficionados por esta naciente forma de expresión artística.
Las primeras décadas del siglo XX, que trajeron consigo conflictos armados de escala global, también vinieron acompañadas por las primeras producciones uruguayas, como Almas de la costa (1923), de Juan Antonio Borges, y El pequeño héroe del Arroyo de Oro (1929), de Carlos Alonso. Por otra lado, el yugo de una dictadura también influyó en el desarrollo de la cultura cinematográfica de este país sudamericano, además de otros factores y personalidades que forjaron el estilo de varias obras que ya forman parte de la historia audiovisual de América Latina.
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