Los nacionalismos en España emergen cuando la Nación se debilita en lo político, lo institucional, lo social o lo económico. Así ha pasado antes y así está pasando ahora. Aprovechan guerras exteriores o civiles, desastres, amenazas o frustraciones. Se aprovechan de la debilidad nacional para insistir y hostigar, sólo se aproximan al regazo debilitado de España por si al final declina; los nacionalistas son fanáticos desnortados, confunden su deseo con la realidad; siguen insistiendo tercamente y vuelven a insistir hasta el hastío. El nacionalismo catalán persiste y aprovechará el peor momento de España, para medrar y ganar su entelequia con la bandera del antiespañolismo; por ahora, no se ve el fin de la historia, sólo llegará, cuando se robustezca España; hoy ya empiezan a aparecer malas noticias para los nacionalistas, comienzan a verse síntomas, aún es cierto que incipientes, de recuperación. Si ello mueve, aunque sea muy paulatinamente, al optimismo, los nacionalistas retrocederán, puesto que su gasolina es el pesimismo español. El pesimismo, y esa tendencia tan hispana de esforzarse en no querer a quien te quiere y a poner alfombra roja al que te abandona, porque habrá sido por nuestra culpa, por haber amamantado a los retoños que después nos traicionaron.
En medio de este embrollo que se traen los nacionalistas, que se hace insufrible para la ciudadanía, el Presidente dice sin cesar, que no permitirá la consulta secesionista por ilegal, ya que la soberanía reside en el conjunto de todos los españoles. Hay reuniones y contactos más o menos secretos". El diálogo siempre ha estado ahí, no han dejado de despachar ni en los momentos de mayor tensión, para hablar de lo que les preocupa a los catalanes y a los españoles", argumentan desde el entorno gubernamental. Estos virulentos fanáticos que de continuo están ofendiendo y acusando a España de todas las maldades que se inventan, no paran de extender la mano pidiendo dineros; ahí los ves ahora, ya viene la Generalidad pidiendo de nuevo otros 6.347 millones de euros al Ejecutivo Español.
El Gobierno descarta suspender la autonomía de Cataluña. Es una opción que "está ahí y que se puede utilizar", pero aún no parece el momento oportuno. Y es que el Presidente tiene la esperanza de someter el empeño loco de A. Mas por las vía de la razón y sensatez. "La soberanía radica en el conjunto del pueblo español", reiteró una vez más M. Rajoy: a su lado, el Jefe de la Comisión Europea volvió a dejar claro que, en caso de secesión, la Región, en concreto, quedaría de inmediato fuera de los Tratados Comunitarios. Y añadió con crudeza Rajoy: a Mas sólo le queda una opción, si no quiere chocar con el muro del Tribunal Constitucional: retroceder y, como se espera, convocar elecciones anticipadas y no incurrir en una ilegalidad. Dicho esto, en el Gobierno, "la posición es muy clara: no podemos ni vamos a permitir acciones contrarias a la Constitución y ese referéndum lo es", contestó.
Esto y más es lo que nos ha traído el tinglado autonómico, y la Ley Electoral, que necesita urgente reforma, para limitar presencia y pactos de grupos de escasa representación; unos políticos de tercera, sin talla política, sin casi solidez y menos valía. Así, ¿qué puede esperar la Nación, qué democracia podemos ver?
C. Mudarra