El nadador en el mar secreto, de William Kotzwinkle

Publicado el 16 septiembre 2015 por Rustisymustis @rustismustis
El nadador en el mar secreto
Autor: William Kotzwinkle
Editorial: Navona
ISBN: 9788416259007
Páginas: 90
Sinopsis
El nadador en el mar secreto es la historia del arduo nacimiento de un niño contada por su padre. El lenguaje poético de su narración y una contenida emoción se funden para proyectar un potente sentimiento de amor y a la vez de aceptación de una realidad no deseada.

Reseña de Rustis




El pasado año 2014, la editorial Navona estrenaba su colección “Los ineludibles” con la publicación, por primera vez en español, de esta novela corta de William Kotzwinkle. No parece venirle mal el título a un conjunto de libros con los que Navona ha comenzado a despertar la curiosidad de numerosos lectores, críticos y bloggers de todo tipo, que ya hablan de este relato como “pequeña joya” o “sorpresa”. Sorpresa parece ser, de hecho, la escritura de esta historia por parte de un autor orientado mayoritariamente hacia la fantasía, la literatura infantil o el guión cinematográfico. No fue hasta terminar la lectura de esta novela cuando descubrí que la narración responde a sucesos reales de la vida de su autor lo cual, seguramente, justifique la lejanía del tono y temática respecto al resto de su producción.
El nadador en el mar secretocuenta la historia del nacimiento y temprana muerte de un bebé: una joven pareja canadiense viaja hasta el hospital para recibir a su primer hijo, que nace muerto y es, posteriormente, enterrado por su padre en una íntima y sencilla ceremonia en un bosque cercano a su lugar de residencia. Es un relato muy breve, apenas se recorren dos o tres jornadas de la vida de esta pareja, y aun así el texto ofrece una enorme carga de matices y lecturas. El estilo lingüístico empleado por Kotzwinkle es sobre todo sencillo, puro: no se abusa de la adjetivación, ni se emplean frases o términos excesivamente elaborados. Sin embargo, todo resulta al final suficiente para arrojar una descarga emocional que, no por contenida, deja de arrollar al lector. No es un texto lacrimógeno, como podría parecer por su argumento; no hay concesiones al dramatismo ni al sentimentalismo, y es precisamente por esta razón por la que percibimos en su lectura una profunda carga de verdad. Debo insistir en la base autobiográfica de esta minúscula-gran-novela: William Kotzwinkle, en el año 1975, recibió junto a su esposa la fatal noticia de que su bebé nacía muerto. Tras el funeral, se encerró a escribir entre lágrimas -así lo narra él mismo- este relato. Quizá alguien sin este peso en el corazón habría sido incapaz de transmitir en tan poco espacio, con tan pocos medios y tal sutileza, la desgarradora emoción de ver nacer y morir a un hijo, mientras la vida continúa y todo alrededor permanece igual.
La fórmula elegida por el autor resulta curiosa, ya que se permite evocar el relato de un parto en tercera persona, pero siempre atendiendo con preferencia al padre; es habitual que este tipo de historias acerca del nacimiento de un bebé, acudan con más frecuencia a la figura de la madre o del niño. Es aquí, sin embargo, la mirada del padre quien nos va mostrando el viaje inicial hacia el hospital, el duro trabajo de parto, el nacimiento, la mala noticia, las horas de recuperación de la madre y, finalmente, el entierro del pequeño. Esta peculiaridad subraya una de las principales lecturas que se pueden extraer de la novela: la complicidad y fuerte unión de la pareja, que se tornan uno solo desde el mismo instante en que comienza el parto. Laski, el protagonista, es capaz en todo momento de capturar cada imagen, gesto o movimiento de su esposa, y hacerlos suyos para construir una imagen fuertemente verídica, pero también poética, del momento en que ese nadador secreto, ese bebé deseado, abandona su acuático medio y trata de abrirse paso. Nunca había leído un relato de parto tan bello ni tan desgarrador, tan contenido ni tan fuertemente sincero y puro. Todo se cuenta acudiendo a la metáfora central del mar, que es no solo la visión clásica de la vida que se mueve y desemboca en el eterno final, sino también la consoladora imagen del feto flotante, o el oleaje brutal, casi animal, de las contracciones del parto.
El narrador en el mar secreto ahonda en los instantes más íntimos, duros y centrales de la vida de una pareja, pero lo hace con una perspectiva tan clara y limpia, sin artilugios, que en su propia hondura y verdad resulta enormemente literaria. El texto recuerda en su vinculación con la naturaleza, su evocación realista pero íntima y poética, al Julio Llamazares de La lluvia amarilla. La misma condensación, el tono prácticamente aséptico, la mirada realista que esconde el drama y la emoción, evocaron también en mi cabeza el estilo de Patrick Modiano. Todo, en conjunto, sirve para considerarla, de acuerdo con gran parte de la crítica, una narración peculiar, profunda, bella en su tristeza y absolutamente imprescindible. 

Reseña de Mustis
Todos nosotros somos nadadores en el océano que a cada uno nos ha tocado surcar. Algunas veces nos dejamos llevar tranquilamente por la corriente, otras nadamos en contra de las olas que nos intentan arrastrar, y en ciertas ocasiones también tenemos que luchar contra grandes temporales que ponen patas arriba nuestras vidas.
En este libro, el matrimonio formado por Laski y Diane viven felices, como mecidos por las olas, en medio de la naturaleza en una casa alejada de la civilización. Allí, Diane está gestando a ese "nadador en el mar secreto" del título. El temporal estalla cuando el niño decide abandonar su mar escondido y salir al exterior. Diane se pone de parto, y esto es lo último que voy a contar sobre el argumento, ya que la editorial en su sinopsis tampoco da muchos más datos. Pero sí que diré que, a partir de aquí, la vida del matrimonio dará un terrible giro inesperado que cambiará para siempre sus vidas.
Todas las reseñas que había leído sobre El nadador en el mar secreto eran muy, muy positivas; incluso algunas hablaban de que era una obra maestra. Tal vez porque mis expectativas eran tan altas, la lectura me ha gustado mucho pero no ha llegado a entusiasmarme hasta ese nivel.
Esta novela es muy cortita, tiene menos de cien páginas, pero son suficientes para que el escritor, con un lenguaje poético y evocador, nos remueva por dentro con la historia del nacimiento de un niño desde el punto de vista de su padre (cosa que me ha gustado mucho). Aunque en pocas horas la habremos acabado, no puedo decir que sea de fácil lectura: lo que se nos cuenta nos causa una angustia y desasosiego que hacen que no sea apta si nuestro estado de ánimo no es muy positivo.

William Kotzwinkle

Hay escenas muy duras en el libro; especialmente recuerdo una casi al final que se me hizo muy cuesta arriba leer, y de la que llegué a pensar si era realmente necesario incluirla en la historia. Ahora, tras haber reposado la lectura entiendo que sí, que era necesaria para comprender totalmente el pozo en el que los protagonistas se ven sumergidos a partir de cierto momento.
El nadador en el mar secreto nos hará reflexionar sobre gran cantidad de temas, incluso mucho después de haber terminado el libro: sobre el nacimiento y la muerte, pero también sobre el amor y la esperanza, porque siempre se puede encontrar una cierta calma incluso dentro de la más terrible tormenta.
Por último, me gustaría destacar la labor que ha hecho la editorial Navona con este libro: la edición es preciosa, elegante y austera, con esa cubierta en tela que da la apariencia de obra atemporal y, como dice el nombre de la colección, ineludible.