El nadador en el mar secreto - William Kotzwinkle

Publicado el 08 junio 2015 por Elpajaroverde
Los últimos estantes de las estanterías de la biblioteca pública son más bajos que el resto. Los libros no entran de pie, están tumbados lomos arriba. Tan sólo es visible el grosor de los mismos y el tono más blanco o amarillento de sus hojas. De sus lomos sólo asoma el papel blanco pegado con celo y mimo por el bibliotecario. El papel lleva impreso la caprichosa referencia que por obra y gracia del idioma original de su título y de las primeras letras del apellido de su autor lo ha relegado a ese demeritorio lugar de descanso. Suficiente para mí, voy con los deberes hechos. De no ser así tal vez no hubiésemos llegado a encontrarnos. Aunque confieso que a veces rebusco en esos estantes olvidados. Me gusta pensar que el alfabético azar ha dejado allí tesoros para mí, esperando que sea yo quien los rescate. No basta con agacharse, no, hay que ponerse en cuclillas para acceder a ellos. En cuclillas, ay. Hay que sacarlos del estante para poder leer su título. "El nadador en el mar secreto", reconozco que el título captaría mi atención. Tomo finísimo, de escasa páginas, tapas naranjo rojizo o rojo anaranjado. Alerta. No hay imagen en la portada, sólo el título grabado. No escrito, no, grabado. Bajo el nombre de la editorial reza 'los ineludibles'. Guau. La sinopsis es mínima, tal vez demasiado. Contribuye al halo de misterio que rodea a este libro pero aun así, seguramente de seguir buscando me hubiera decantado por otro. Pero he dicho que vengo con los deberes hechos, vengo buscándolo a él. Hace meses la marea de ese mar me trajo una oleada de reseñas que me han mecido y balanceado hasta dejarme varada en la orilla de este estante. Lo rescato, como no. Aprovecho y doy las gracias a mis compis blogueras por mis últimas lecturas que tantas satisfacciones me han dado.

Portada de El nadador en el mar secreto

"El nadador en el mar secreto" es un libro sobre el nacimiento y la muerte. Tal vez por ello necesite de tan pocas páginas. Tal vez por ello sea un libro que llame tan poco la atención. Qué supone nacer y morir dentro de la longitud temporal de una vida, y sin embargo son los dos acontecimientos más importantes y olvidados de la misma. No recordamos nuestro nacimiento, tan sólo lo que nos puedan contar de él, y tras nuestra muerte, sólo nos queda el olvido, sólo nos queda la nada.
"El triunfo y la rabia, la pérdida y el beneficio, todo había desaparecido ya de su cara y los párpados cerrados irradiaban serenidad."
William Kotzwinkle inicia su novela cuando la mujer de Lasky, el protagonista, se pone de parto. Tras diez años de matrimonio a la pareja le llega por fin el anhelado momento de convertirse en padres. Es hermoso cómo se nos cuenta el parto. Profundo y doloroso, sí, pero hermoso. Una lucha desgarradora contra las fuerzas del mar. Madre y padre nadando juntos por un lado. Hijo haciendo lo propio por otro. Todos queriendo llegar al mismo puerto seguro. Me sorprende que sea un hombre quien lo cuente así. Hombre es el autor y hombre el protagonista. Y aunque no esté narrado en primera persona son suyos los sentimientos que afloran y toman el rumbo de esta historia. Esperanza y miedo. Pareciera que no fuese la mujer quien diera a luz, sino los dos juntos, en una unión y conexión íntima y brutal. Y es bello, doloroso, extraño, ajeno, pero bello. Por eso me conmueve. Me deja un regusto amargo también pero me conmueve. Mucho.
"Ella sonrió, pero era de nuevo una máscara, formada ahora por el alivio momentáneo de la angustia. No había ningún coqueteo, nada de paz, nada de cuanto solía ver él en sus sonrisas. Sin embargo, sabía que aquella sonrisa estaba hecha para él, para aliviarlo de su preocupación. Ella también ve dentro de mí; quizá vea la inquietud de mis días, como veo yo la suya. Sintió que estaban juntos, entonces, en un nivel nuevo, más viejo, más sabio, con el dolor como nexo de unión. Hemos recorrido más de cincuenta millas esta noche; hemos cruzado el océano."
Nacemos con dolor y morimos con dolor. Mentira. Infringimos dolor al nacer y dejamos dolor tras nuestra marcha. ¿Es ese el peaje que hay que pagar por vivir? ¿Es ese el secreto de ese mar? Sufrimos. Nadamos contra corriente. A veces nos dan un respiro, tomamos aire y volvemos a nadar. Y al final, la nada, la calma.
"Perdida toda su belleza, la mujer parecía una criatura asexuada que luchaba con todas sus fuerzas, alumbrando con gran esfuerzo el principio del mundo. Sus risas, sus pequeñas alegrías, sus planes, todo lo que alguna vez habían conocido, parecía devorado por aquel esfuerzo, un trabajo que de pronto deseó no haber emprendido nunca, al verla tan reconcentrada, tan distinta de la mujer que él conocía. Tenía la cara roja, un latido en las sienes, y parecía un hombre de mediana edad empeñado en defecar con un dolor mortal. Eso es humanidad, pensó Laski, al tiempo que se replanteaba el sentido de una raza que busca perpetuarse por medio del dolor,..."

North Sea, Ship and Sea Forts. Fotografía de Scott Wylie

Calma para el que se va. La calma para el que se queda es como una capa de hielo en un mar helado a punto de resquebrajarse. La calma del mar es superficial. Esconde un fondo abisal de oscuridad. El peligro acecha, nos movemos por instinto. Mar en calma es lo que se ve. Todo está bien. No. Mentira.
"Ellos señalan hacia el futuro. Pero nosotros estamos aquí, para siempre, ahora."
Nacimiento y muerte. Tormenta y calma. Principio y fin. ¿Y entre tanto? El libro no lo dice. Tal vez sea ese el secreto. No decidimos nacer, no decidimos morir, pero en el medio tal vez la vida nos deje el timón. Marcamos el rumbo a veces, nadamos, nos dejamos llevar, nos hundimos, flotamos. Cuidado con las aguas abisales. Nadad siempre hacia la luz. El libro no dice cómo. Secreto. El mar es secreto.
"Este momento muere y lo sigue otro momento que muere también. Voy de un momento al siguiente."
Dejo el libro en el mostrador de devolución de la biblioteca. Vuelve al estante de los libros olvidados. Vuelve a esperar a que alguien lo rescate y se sumerja en él. Mi reseña ya está lista para ser liberada. La dejo a la deriva. No sé si producirá un nuevo oleaje o si será viajera solitaria y naúfraga en este otro vasto mar que es la blogosfera. Si te la encuentras es para ti. Trátala bien. Léela, o no. Lee el libro, o no. Pero hazme un favor, la próxima vez que vayas a una biblioteca, ponte en cuclillas y bucea.

Sunset at Sea. Fotografía de Chris Combe

Ficha del Libro:Tïtulo: El nadador en el mar secretoAutor: William KotzwinkleEditorial: NavonaAño de publicación: 2014 (1975)Nº de páginas: 96