Un Día de la Mujer que, para colmo de agravios, este año coincide con un repute de la violencia machista en España, donde ya se han asesinado más de veinte mujeres a manos de sus parejas o exparejas. El derecho a la vida y a la seguridad personal de esas mujeres asesinadas se ha visto pisoteado por unos hombres machistas que no toleran que sus parejas o exparejas escojan vivir sin el yugo y la coacción que ellos imponen a la fuerza porque se consideran dueños y señores de sus esposas o novias. Las consideran una propiedad que les pertenece, no personas con las que deben acordar una convivencia basada en el respeto y la dignidad recíproca. Mientras esa lacra de la violencia y los abusos machistas continúe cebándose con la mujer, el Día Internacional seguirá siendo una jornada de vergüenza y preocupación por el trato que se le dispensa, llegando al asesinato, a la mitad femenina de la Humanidad.
Porque la mujer sigue padeciendo una desigualdad laboral y salarial que le niega el acceso a puestos y remuneraciones acaparados por el hombre. Están constreñidas por un “techo de cristal” que les impide ocupar cargos directivos de responsabilidad, a pesar de contar con idéntica preparación y cualificación que sus compañeros masculinos, en empresas e instituciones. Una situación que nos parece “normal”, contribuyendo así a perpetuar una discriminación profesional desde todo punto de vista injusta. Y las pocas que han logrado romper ese techo de cristal ha sido a costa de sacrificar la compatibilidad familiar y debiendo demostrar unas aptitudes que no se exigen a sus compañeros varones. Han de trabajar más, cobrar menos y adecuarse a una imagen –uso de tacones, maquillaje y vestimenta- que denota la mentalidad machista de la organización en la que trabajan y de la sociedad en su conjunto. A veces, incluso, han de renunciar a la maternidad si desean conservar el puesto tan duramente conseguido. De ello también nos informa el Día Internacional de la Mujer, de sus dificultades para trabajar y ganar un salario en las mismas condiciones que los hombres.