La vida transcurría por su cauce de lana y risas,
cuando de repente, y sin saber la causa, camino, sombra ni alevosía, mostróme su áspera hiel la nostalgia...
¡No hay suelo! ¡Ya no hay alma!
¡Ni sueño hay, ni nostalgia! Acabóse el terciopelo, escanciáronse todas las albas, no hay ya azúcar que me sacie, ni aceituna que me agrade bailando verde sobre las ramas. Y vendrá pronto la esperanza a poner su nido sobre mis palmas.Y yo la dejaré anidar,
y a sus hijos veré alborecer
sobre el cálido refugio de mi alma.
Y frente a mi veré crecer
el fuego de los cuchillos y las espadas;y una nana les cantaré,
para que duerman tiernos aliñados en laurel,
hinojo, opio y mil fragancias.