El niño como sujeto político
El niño(a) es observado como un adulto en miniatura, teniendo en cuenta la historia de la infancia, donde la infancia era considerada una “tabula rasa” que venía con información nula dentro de sus cerebros y que poco a poco se iba formando, de acuerdo a lo que viviese en su contexto. La pedagogía y la psicología se han encargado de desmentir estos postulados, ya que el niño o niña trae consigo una carga genética que permea todo lo que vive dia a dia y que permite que lo que ya trae aprendido desde su nacimiento pueda facilitar los procesos cognitivos que va sucediendo a lo largo de su niñez. A partir de esta idea, se reconoce que el niño o niña cuenta con la capacidad de responder oportunamente ante ciertas dificultades que se le presentan, reconocen problemáticas y tratan de solucionarlas a partir de cierta edad.
Sin embargo, poco se reconoce su opinión en decisiones de orden público o de orden académico, asumiendo que es notable la ausencia de la infancia en los aspectos que posteriormente se verán implicados.
Los niños como sujetos de derechos obtienen en la actualidad una posición más relevante en la sociedad, pues su educación y formación como ciudadanos va a primar en lo que va a ser la sociedad en un futuro; es por ello que al ser sujetos de derechos se les deben de garantizar el bienestar y una participación en la sociedad.
Sin embargo, existen muchos contextos en los que el niño es concebido como un sujeto en formación; excluyéndolos de ser ciudadanos por el hecho de ser menores de edad, es decir, son seres apolíticos, en condición de preciudadanía. Esta concepción de preciudadano según Nesly Peña ‘‘deslegitima al niño(a) como sujeto capaz, ubicándolo en una condición de fragilidad, cuando es claro que desde su primera etapa de vida este está en capacidad de crear, explorar, resolver y proponer’’ siendo en esta medida papel del adulto validar al niño como ciudadano con voz.
Es necesario definir qué lo político o más bien el ámbito de lo político, hace referencia a la satisfacción sistemática de necesidades y el mantenimiento del bienestar de una comunidad específica acorde con unas condiciones estables. Según Villagra y Zinger. (2015)
La socialización política se establece como un proceso dialéctico en la configuración de las necesidades humanas. Por consiguiente, podemos decir que Sujeto político sería aquel individuo que ejerce su derecho a la participación y se involucra y compromete en procesos para incidir y ocupar posiciones de decisión en materia de interés público.
La subjetividad de los niños entonces, puede ser pensada como un proceso en el que ‘‘los sujetos son corresponsables en la construcción de la historia humana y social con los adultos, que mediante la interacción con los otros, se configuran en sujetos sociales, colectivos, capaces de construir un mundo cotidiano, familiar, institucional y social’’ (Alvarado 2009, p153).