Recomendada para todos aquellos que disfruten con argumentos criminales y policiacos íntimamente vinculados con la realidad y los escépticos que aún piensen que el cines español no domina el cine policiaco y de acción, más que nada porque se van a llevar una sorpresa.
Después de una película de las dimensiones de “Celda 211” debe dar mucho vértigo emprender un nuevo proyecto porque todas las miradas están puestas en ti no en vano aquella ganó 8 premios Goya incluyendo el de mejor película y fue aclamada por crítica y público de manera unánime.
Cinco años le ha costado al director Daniel Monzón estrenar un nuevo largometraje y esta vez ha apostado por un tema pegado a la actualidad, el de el tráfico de drogas por el estrecho de Gibraltar inspirándose en individuos que operaban en los años 80’s entre el norte de África y Cádiz.
Aborda un caso criminal, es un relato sencillo (aunque con sus recovecos)y no trascendente (aunque a mí algunas cosas que insinúa por estar basadas en la realidad me ponen los pelos de punta). El asunto criminal garantiza nervio e interés a la película, cosa que además potencia el director con una filmación ágil, dinámica y en muchos momentos trepidante gracias a las escenas de acción y cargada de tensión gracias al buen hacer de los actores. Pero hay más, porque por momentos el argumento parece el relato de una amistad (en algún momento me acuerdo de "Barrio") o de más de una (¡¡Ojo!!! a lo que se cuece en la policía), por momentos adopta formas de policiaco turbio y en su tramo intermedio se convierte en un relato romántico (quizás la parte menos lograda pero no por ello desdeñable). Hay para casi todos los gustos y funciona a la perfección porque en todo momento resulta verosímil y te atrapa literalmente de inicio a fin.
En su primera semana de exhibición superó el superestreno de “Ocho apellidos vascos” lo cual era poco más o menos que inconcebible dado que la película de Emilio Martínez Lázaro acababa de batir el récord de un estreno español apenas unos meses antes (entre estas dos y el nuevo “Torrente” los números de este 2014 van a ser espectaculares cuando se haga balance). El caso es que la buena marcha comercial que está teniendo en semanas posteriores demuestra dos cosas: se puede hacer cine español que atraiga a mucha gente a las salas si se acierta con la propuesta y tenemos talento de sobra para hacer grandes películas.
Particularmente y pese a que pienso que está un peldaño por debajo de “Celda 211” por la simple razón de que aquella era prácticamente insuperable, creo que “El niño” es una película que gustará más o menos pero que está magníficamente hecha y rodada y que lo tiene todo para gustar a prácticamente todo el mundo.
Ya no sólo es que el argumento sea interesante y entretenga, es que hay un guión trabajado, una filmación esmerada en la que se cuida hasta el último detalle, se nota que se intenta hacer algo con calidad y que a la vez interese y divierta al público. Yo diría que Daniel Monzón es de esos directores que entienden que el cine es arte y espectáculo y que miman al máximo lo que están haciendo con una vocación personal sin olvidar que al final su producto va dirigido a un público que paga una entrada. Y es curioso, pero en España tenemos varios que seguramente si pudieran hacer más películas nos darían más alegrías.
Además Daniel Monzón arriesga, se la juega con escenas complicadísimas como las persecuciones del helicóptero en el mar tanto de día como de noche, busca impactar filmando en lugares poco comunes como el del arranque en el Puerto, se recrea con tomas imponentes como aquella en la que descubrimos bajo un puente y en un elegantísimo picado desde una grúa en movimiento cómo se las gastan las mafias albanokosovares, penetra en los ambientes de las mafias del norte de África y revela un mundo peligroso en el que “quien la hace la paga”. Y todo rezuma verdad y a todo le sobrevuela la tragedia y el drama desde el minuto uno al último.
Me gustan muchas cosas en esta película, pero sobretodo me gusta ese aire fronterizo entre los buenos y los malos, entre los policías y los narcotraficantes, entre España y el norte de África con el mar entremedio separando un sitio y otro, me gusta la amenaza que se vive en muchas escenas, la tensión que se palpa en los personajes a un lado y otro de la ley. Me gusta que no hay buenos buenos ni malos malos, me gusta que los personajes están trabajados y bien explicados, me gusta que se me encoje el ánimo porque la policía amenaza al Niño cada vez que cruza el estrecho pero también porque Jesús (otra vez magnífico Luis Tosar, qué maravilloso actor) necesita atraparle.
Me gustan mucho los actores, los que obviamente son grandes y desde siempre han sabido transmitirnos las dobleces de sus personajes como Luis Tosar, Eduard Fernández o Sergi López (geniales los tres) y también los que tienen menos bagaje como Barbara Lennie (tiene ya unas cuantas películas interesantes a sus espaldas y me encantó en “Obaba”), Jesús Carroza, Said Chatiby o Mariam Bachir. Es muy protagonista la ambientación, los escenarios en los que suceden los hechos y también esa música de Roque Baños que impregna la película con un tono acústico muy especial, casi tanto como esa luz que lo inunda todo y que refulge en las escenas del mar, pero sin estos actores la película seguramente perdería garra. Pero desde luego, al margen de esas brillantes interpretaciones de todos el icono de esta película es Jesús Castro, un joven actor con una mirada y una presencia poderosas. He leído que comparan sus ojos con los de Paul Newman. Quizás sea mucho decir y como actor debe demostrar su valía con más películas, pero lo que sí aseguro es que su presencia, sus poses y sus idas y venidas serán señas de identidad de esta película cuando la recordemos con el tiempo.
Vamos, que yo no dudo en recomendar esta película a todo el mundo. No sólo porque me gustó, no sólo porque está funcionando bien, no sólo porque me parece entretenida y además muy bien hecha sino porque creo es una de las mejores películas desde que arrancara el 2014. No, no de las mejores españolas, de las mejores sea cual sea su procedencia.