El niño de apenas dos años que se rebela ante lo que ve y escucha en un campo de fútbol base...

Publicado el 03 mayo 2013 por Jmporense @futbolbaseymas
Un comentario de Maril, madre de una colegiada y con razón cansada del entorno del fútbol, llama la atención y no por que sorprendan actitudes sobradamente conocidas, lo curioso del caso es que si ya un niño de apenas dos años se da cuenta de quien le está amargando la fiesta y a su modo llama la atención al "adulto"... sobran comentarios.
Dentro de lo simpático que pueda parecer el tema, lo serio, real y preocupante es que muchos padres ya están optando por no llevar a los mas pequeños a un sitio que cada vez parece menos apropiado para su educación, cuando debería ser lo contrario. Si los niños no pueden ni deben estar en sitios con humo, estos malos humos que también dañan y mucho deberían estar mas controlados. 
Ayer, casi sin quererlo asistí a un segundo tiempo de un partido luego de casi dos años !Quedé tan hastiada del fútbol!. Allí nos fuimos mi sobrinito y yo a esperar a una persona. Quedaba la mitad del segundo tiempo y más me hubiese valido esperarlos en el parque, o en el patio. Ay!. Para escuchar improperios bastan sólo unos minutos. Si algunas personas fuesen tan pródigos en otros ámbitos de la vida, como en ignorancia y grosería, que bien les iría a ellos y al resto del mundo. Me refiero en concreto, a un "señor" de mediana edad, más bien grueso, bajito, y no muy agraciado. Y bueno, lo más destacable de su persona era su verborrea: " Nena, corre, que estás gorda". "Chaval, eres tonto, o qué". "Chavala, eres tonta o qué". El vocabulario extenso no era, todo hay que decirlo, pero hiriente, despreciable y ofensivo desde luego. Ya cansados los del otro equipo, de escucharlo, le llamaron al orden, diciéndole que se callase, que era un maleducado. Vaya por Dios, encima se encaró obscenamente con el anciano(que fue el que le llamó al orden), diciéndole que si aquello era una dictadura y él no podía gritar. ( todavía sigue mi cerebro procesando la frase).. Y bueno, tuvo mi marido que agarrar al anciano y explicarle que él era el padre de la "gorda" que tenía el silbato en la mano, y allí estaba aguantando el tirón. En fin, que el hombre seguía con su griterío. Hasta mi sobrinito que tiene veintiún meses, se fue corriendo hacía él, y como todavía no sabe hablar, le mandó un grito, haciendo un gesto con la mano. Y por fin entendió el hombre y no pudo menos que reírse, y callar (nos reímos todos). Porque que un niño, que no sabe todavía hablar mande callar a un energúmeno, tiene su gracia. En fin, y para resumir. Se acabó el partido, mi marido le gritó " guapa" a nuestra hija al lado del citado señor, y muy bajito, le dijo " mire hay que tener un poquito de educación y animar, animar a todos". El energúmeno no respondió. No sé si es que se llevó la lección aprendida, o más bien, que mi marido le saca unos quince centímetros.
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