El viaje se les hizo un poco coñazo, ya que cada dos por tres tenían que parar a mear.Por allí pasó un amigo de la infancia de su padre en una furgoneta y lo desafió a una carrera. La carrera se fue encrudeciendo hasta que llegaron a 140 km a la hora. El padre se salió en una curva y volcó, llenándose toda la tapicería de ácido y lo que es peor, perdió la carrera.
Cuando llegaron al lugar las autoridades, estaban hechos un asco, así que dejaron los cuerpos para que lo recogieran los servicios de limpieza por que ellos no tenían espátulas.
Juan Pedro sobrevivió y se fue haciendo autostop. Lo recogió la furgoneta del amigo del padre. Lo adoptó y con el tiempo se sacó la FP y ahora es electricista.