El niño movidito o inquieto

Por Zulema @MamaEsBloguera

‘Es que no para quieto ni un segundo’, ‘solo está tranquilo cuando duerme’, son expresiones habituales entre los padres, más de lo que creemos, porque seamos sinceros ¿cuántos de nosotros conocemos a un niño que sea capaz de estar totalmente quieto durante más de cinco minutos? Los niños se mueven y son activos por naturaleza, son pequeños organismos en constante crecimiento y cuya gran curiosidad y capacidad de absorber todo lo que les rodea les hace no poder parar ni un momento.

Están continuamente aprendiendo y todo les interesa, intentar cambiar esto es una tarea muy complicada y de hecho contraproducente para su desarrollo.

Con todo, dentro de esta necesidad de movimiento habrá que saber distinguir lo que está dentro de la normalidad a aquello que se sale de lo corriente, pero ojo, esto no quiere decir que haya unos parámetros fijos de que lo que es normal y de lo que no. Va a depender en gran medida de la personalidad y el carácter del niño además de su entorno.


Hay niños más nerviosos y otros más tranquilos: no siempre están enfermos o tienen algún trastorno


Hay niños más inquietos que otros pero esto no tiene porqué implicar que tenga algún problema. Y es que muchas veces los padres buscamos síntomas donde no los hay. Hay niños que acaban siendo catalogados como hiperactivos o con trastorno de déficit de atención, cuando esta es una enfermedad que va más allá de tener un niño más inquieto de lo que nos gustaría y que se debe diagnosticar y tratar por un profesional.

Que nuestro hijo sea movido puede deberse simplemente a que tiene mayores necesidades de moverse y explorar que los demás, tampoco debemos olvidar el factor ambiental. En la mayoría de ocasiones una familia desestructurada, la falta de horarios y reglas claras o un problema de falta de atención, suelen derivar en una conducta más nerviosa e inquieta por parte de nuestro hijo. Tampoco olvidemos que si nosotros somos un manojo de nervios y no somos capaces de estarnos quietos lo normal será que nuestro hijo siga ese modelo.

Por lo tanto antes de poner el grito en el cielo, criticar a nuestro hijo o ponerle una etiqueta lo mejor será analizar todos los aspectos y valorar a que se debe su conducta. En el caso de que notemos que esa inquietud es excesiva siempre podemos acudir a un especialista, pero en la mayoría de ocasiones suele ser suficiente estar más pendiente del niño y tratar de inculcarle una serie de pautas que le ayuden a estar más tranquilo.


Pautas para hijos con mucha energía o moviditos


Si nuestro hijo es un terremoto habrá que propiciar en casa actividades más tranquilas, podemos sentarnos con él a leer o hacer una sesión de relajación. Se pueden buscar también fórmulas para que desarrolle su gran actividad, podemos ponerle música para que baile o realizar actividades deportivas. Será importante tener en casa un ambiente lo más calmado posible, con rutinas claras que ayuden al niño a saber qué hacer en cada momento eliminado así la incertidumbre que puede provocar más inquietud.

En definitiva tendremos que lidiar con que nuestro hijo sea activo e inquieto, valorando también lo bueno que tiene y ayudándole a desarrollar de forma positiva toda esa actividad.