- Ante todo busca entender como aprendió la palabra. Puede que la haya escuchado en el jardín de infancia o de otro adulto y debemos explicarles con calma y con un buen tono de la voz que son palabras que no debemos repetir, que causan daño y lastiman a la gente. Si tu hijo es muy pequeñito (2 o 3 años) no es de alarmarse pues esta en una etapa de imitación, obviamente no sabe lo que dice. Así que con calma y paciencia de igual manera corrígelo. El que dice que un niño de esa edad no puede aprender se equivoca es justamente en sus primeros años en los cuales los niños aprenden y captan más.
- Dales un buen ejemplo. Si tienes por costumbre en casa hablar groseramente no te sorprendas que tu pequeño hijo también repita tus palabras. Preocuparnos por dar un buen ejemplo en cuanto hablar también es parte de nuestra respondabilidad como padres. Los niños imitan todas las actitudes que ven en casa. Si continuamente oyen como el papá insulta a la mamá cuando está enojado pueden asegurar que cuando en el jardín o en el colegio se enoje o no le salga las cosas como él quiere termine diciendo alguna groseria. Así que es momento de que nos evaluemos y que corrijamos si es necesario en este aspecto.
Cuando no son los padres ni los adultos con quienes viven en casa de quienes aprende las groserias hay que tener cuidado pues el ejemplo puede venir de los programas que mira en la televisión o de los juegos de video que tienen en casa. Tal vez sea momento de reducir el tiempo que se pasa frente a estos.
- Enseñales a controlar sus enojos o la furia y que nunca debe insultar, agredir, patear o decir groserias para desquitarse. Deben aprender a controlar sus emociones. Si el niño o niña ya tiene una edad en la que sabe lo que hace es necesario poner limites claros para corregir su mala actitud.
Como padres debemos recordar que "somos lo que hablamos", así que no hay que dejar pasar este comportamiento en nuestros pequeños hijos, darle la debida importancia no significa que haremos un escandalo sino que tomaremos las medidas correctivas para ayudarlos a vencer el mal hábito, sobre todo cuando ya tienen conciencia de lo que están diciendo.
Recordemos lo siguiente:
- Tomar conciencia de cómo hablamos en casa entre nosotros. - Identificar el grado de violencia que hay en casa y corregirnos. - Vigilar si como familia celebramos las palabras soeces entre los miembros. - Tener claro el nivel de respeto establecido en casa. - Observar cuál es el origen de las groserias. Si es en casa o en el colegio. - Favorecer cierto tipo de lecturas y películas. - Esforzarnos por usar un lenguaje culto.