El níspero, la fruta que perdió su identidad

Publicado el 20 junio 2021 por Tdi @RLIBlog


Si se habla de nísperos, posiblemente te venga a la mente un fruto carnoso y anaranjado de primavera que puede consumirse fresco todo el año. Sin embargo, en la Europa medieval, el níspero era un fruto cosechado a finales de otoño y consumido en invierno, ya que debía almacenarse hasta que empezaba a pudrirse, momento en el que era apto para el consumo. Estas diferencias no son producto de la selección artificial, sino del abandono de un fruto por otro.

Los nísperos mencionados son las níspolas, níspero europeo, común o de palo ( Mespilus germanica) y el níspero japonés ( Eriobotrya japonica).

Níspero europeo


Se postula que el origen del primero se sitúa en el Cáucaso, el norte de Asia menor y el este de los Balcanes. En fuentes cuneiformes podría haber sido mencionado como sennur en sumerio y salluru en acadio, también interpretados como ciruela. La domesticación y extensión de su cultivo durante el primer milenio antes de nuestra era es incierta pero, entre el 600 a.C.-50 a.C., fue introducida por los griegos en Masalia, extendiéndose por el resto de Europa y llegando a Roma a comienzos del imperio. En Opus agriculturae de Paladio (s. IV-V d.C.) ya se mencionaba su cultivo y la putrefacción necesaria para el consumo. La caída del imperio romano de occidente no supuso el fin de su cultivo, pues el Capitulare de villis vel curtis imperii de Carlomagno ordena el cultivo de una serie de plantas, entre las que se encuentra el níspero. En tierras musulmanas también se conservó, ya que se cultivaba en los jardines andalusíes.

Su popularidad se hace patente por sus menciones en la literatura. Algunos ejemplos son el prólogo del cuento del administrador o alguacil en Los cuentos de Canterbury o el poema en inglés medio The floure and the leafe. William Shakespeare lo menciona en varias de sus obras. En Timón de Atenas, Timón compara a Apemantus con uno; en la segunda escena del primer acto de Como gustéis, lo menciona Rosalinda; en Romeo y Julieta, Mercucio hace un juego de palabras con "medlar" y "meddler" (en español se usa higuera e higo para conservar el doble sentido) que, finalmente, reutiliza en boca de Lucio en Medida por medida. En la obra Grandes horas de Ana de Bretaña se mostraba en una ilustración.

El níspero europeo se recogía en noviembre o diciembre, según el país, y se almacenaba en una habitación ventilada, fresca y seca, no sin antes sumergirse en salmuera para combatir el moho. Normalmente se desaconseja hacerlo en lechos de paja, envolviéndolos en su lugar en un trapo. Otra opción era esperar a que se pudrieran y cayeran solos del árbol. Este proceso podía tardar entre dos y cuatro semanas, en el que los taninos y ácidos se degradarían mientras aumentaba la concentración de azúcares. Además solían conservarse con azúcar, miel o vino, siendo un plato navideño tradicional como confitura o como conservante o salsa para la carne.

Níspero japonés


El níspero japonés tendría su origen en el curso medio y bajo del río Dadu en Sichuan, China, donde se cultivaba a comienzos de nuestra era. A pesar de su nombre, no llegaría a Japón hasta el 1180. Inicialmente fue descrito por Engelbert Kaempfer con el nombre de Amoenite Exotic en 1712. Habría que esperar hasta 1784 para que Carl Peter Thunberg, uno de los discípulos de Linneo, lo clasificase en Flora japonica como Mespilus japonica. Ese mismo año llegaría a los jardines botánicos de París y tres años después llegaría a los jardines de Kew. A partir de entonces se extendería a los países del Mediterráneo, expandiéndose por la península ibérica desde Sagunto. Entonces era simplemente un árbol ornamental. El níspero japonés no dejaría de compartir género con el níspero europeo, clasificado por Linneo en 1753, hasta 1822, cuando John Lindley lo reclasificaría como Eriobotrya. Aunque ambos pertenecen a la familia Rosaceae, los espinos o majuelos ( Crataegus) son más próximos al género Mespilus.

El nombre níspero no es precísamente exclusivo. En italiano y portugués comparten nombre, llamándose nespolo y nêspera, respectivamente. En inglés y francés pueden compartir nombres si se especifica el nombre japonés, japanese medlar y néflier du Japon, respectivamente, pero generalmente son llamados loquat y bibassier, que provienen del nombre japonés y chino. En español, el nombre níspero también se usa para el chicle o chicozapote ( Manilkara zapota). En francés ocurre algo similar con los guillomos ( Amelanchier), llamados néflier sauvage.

En inglés ha recibido nombres poco halagüeños como open-arse ("culo abierto") y monkey's bottom ("trasero de mono"). De igual manera, en alemán los llaman apeniirseken y apenihrschen. Los franceses también hacen comparaciones con las aperturas anales de los animales con cul de chien, cul d'singe y cul d'âne, refiriéndose al perro, mono y burro, respectivamente.


A pesar de su popularidad medieval, cuando los nísperos eran valorados ornamentalmente, por su fruta y su madera, no tenían un aprecio unánime. Como decía un comentario anónimo medieval: "los nísperos no valen un mojón hasta maduros, y entonces saben a mierda". Su uso en la literatura tampoco parece estimar sus propiedades. De hecho, en el Quijote, en el capítulo LIX de la segunda parte, los nísperos y las bellotas son lo que comen Sancho y Don Quijote en medio del campo, lo que muestra el hambre que debían pasar para tolerar este plato no apto para estómagos delicados ni paladares exquisitos. No he podido encontrar ni acceder a fuentes que detallen con certeza las causas de su abandono gradual, que se suele situar entre los siglos XVII y XVIII. Actualmente su presencia está mayormente limitada a Europa, donde se limita a ejemplares silvestres, huertos privados, arboretos, jardines botánicos, de monasterios y palacios.

En cambio, el níspero japonés se extendió rápidamente por el Mediterráneo y a finales del siglo XIX ya había alcanzado América, Asia y África. No solo se puede consumir fresco, sino que puede hacerse todo el año. Actualmente, España se encuentra, junto con China, Turquía y Pakistán, entre los principales productores mundiales, superando a Japón que encabezaba la producción antes de la Segunda Guerra Mundial. Esto hace que, aunque el níspero europeo no haya desaparecido, su presencia marginal implique que el nombre coloquial, sin adjetivos que denoten su origen, sea habitualmente el japonés.

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