El nivel de inteligencia de los nazis en Núremberg

Por Grisom_es @JuanjoOrtizCruz

Durante los juicios celebrados en Núremberg, entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre de 1946, se realizaron miles de interrogatorios, entrevistas, testimonios e investigaciones. Entre las últimas destacan los test de inteligencia a los que fueron sometidos los principales procesados por los crímenes cometidos por el III Reich. Además de juzgar a los acusados, se necesitaba saber la causa que les movió a cometer y permitir actos tan abominables como los mostrados en los juicios. Hacía falta conocer de qué modo una sociedad aparentemente tan culta y avanzada se dejó seducir por el nazismo llegando a tal nivel de barbarie. 

Las evaluaciones fueron llevadas a cabo por el psicólogo militar norteamericano Gustave Mark Gilbert, que actuó de traductor de los encausados y el psiquiatra, también militar, Douglas Kelley. Para poder presentar sus conclusiones utilizaron el Test de Apercepción Temática (TAT), una prueba proyectiva de orientación psicodinámica, el test de Rorschach y la traducción al alemán del "Wechsler-Bellevue IQ"  o Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos (WAIS), con el que se determina el coeficiente intelectual (IQ). Con estas pruebas, que pueden ser verbales o no verbales, centradas en el razonamiento abstracto o en como resolver diferentes problemas, independientemente de las habilidades de lectura y escritura.

Teniendo en cuenta que lo que se considera inteligencia normal equivaldría a un coeficiente que rondaría entre 90 y 110 y que con más de 130 se consideraría que es una persona de altas capacidades intelectuales, los gerifaltes nazis no cuadraban con el estereotipo del nazi ignorante y descerebrado que en muchas ocasiones se nos ha presentado. Tenían estudios, en muchos casos, universitarios y la mayor parte de ellos su cociente se encontraba por encima de los 120. 

Gustave Mark Gilbert y Hermann Göring

Esto son, los acusados y sus cocientes: Hermann Göring, 138; Karl Dönitz, 138; Hjalmar Schacht, 143; Arthur Seyss-Inquart, 141; Franz von Papen, 134; Eric Raeder, 134; Hans Frank, 130; Hans Fritsche, 130; Baldur von Schirach, 130; Joachim von Ribbentrop, 129; Wilhelm Keitel, 129; Albert Speerm, 128; Alfred Jodl, 127; Alfred Rosenberg, 127; Constantin von Neurath, 125; Walther Funk, 124; Wilhelm Frick, 124; Rudolf Hess, 120; Fritz Sauckel, 118; Ernst Kaltenbrunner, 113 y el que lo tenía más bajo Julius Streicher, con 106. El test añadía puntos a mayor edad de los participantes. Pero, en cualquier caso, los resultados no dejan de ser sorprendentes.

Para Gilbert, los nazis no se podían considerar unos psicópatas. Se educaron en una cultura que se fundamentaba en la sumisión y el respeto absoluto a una autoridad que no se cuestionaba. La moral se consideraba algo secundario. 

Douglas Kelley

Douglas Kelley, era de otra opinión. Opinaba que aunque ninguno de aquellos hombres aparentemente no presentaba alguna enfermedad mental, sí se podían apreciar ciertos rasgos psicopáticos. Sin embargo, ese trastorno tendría que deberse al entorno en el que habían ejercido su labor y que se había introducido totalmente en su mentalidad, cambiando, de este modo, su sentido de la moralidad. 

Estos test de inteligencia, o de personalidad, deben ser observados en el contexto y época en que se realizaron. Tras décadas, tanto la psicología como la psiquiatría han ido alcanzando considerables avances desde entonces hasta hoy. Es muy posible que ciertos comportamientos que hoy se estudian con mayor detenimiento hace más de setenta años se pasaran por alto, lo que no significa que en la actualidad carezcan de cierta validez.

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