Raúl Romeva, que iniciaba la lista electoral de Junts pel Sí, en la que Artur Mas iba de cuarto, confiaba mucho en su atractivo de cabeza afeitada al estilo de Yul Brinner y en su historia como eurodiputado comunista por Iniciativa per Catalunya-Verts, la Izquierda Unida catalana.
Podría disputarle ahora la presidencia de la Comunidad a Artur Mas, también muy pendiente de su imagen, antes atildada, últimamente arrugada y bebiendo a morro botellas de vino.
Romeva, un lamentable pseudonovelista –hojéese su infame “Sayonara Sushi”-- que se creía más “in” que nadie, con esa moda neonacionalista “cool” que compite por exhibir patillas de gafas a cual más chillona.
Tampoco es un buen dialéctico: un periodista de la BBC lo dejó en evidencia demostrando que el separatismo es un peligroso egoísmo burgués. Habla buen inglés, pero también hay tontos en muchos idiomas.
Iba a obtener un triunfo arrollador independentista frente a Inés Arrimadas, de Ciudadanos, y de los “out” Miquel Iceta, del PSC-PSOE, Xavier García Albiol, del PP, y Lluís Franco Rabell, que se quitó el Franco para encabezar Catalunya sí que es Pot, la antigua Izquierda Unida apoyada por Pablo Manuel Iglesias, que fracasó ruidosamente.
Romeva ganó en escaños, sí. Pero ha fracasado en el plebiscito con su lista sumando a Mas, a ERC, de Oriol Junqueras, la versión real y viva del Ecce Homo de Borja, y Ómnium Cultural con otras influyentes ligas independentistas.
Porque esa suma obtiene 62 escaños, lejos de los 68 de la mayoría absoluta y de los 71 logrados por estos grupos en 2012.
Para colmo, y pese a llegar ahora a 72 diputados si se le suman los votos de las anarco-antisistema del CUP, el conglomerado no llega al 48% de los votos. Y la CUP dice que no cooperará por el fracaso de los votos.
Los constitucionalistas tienen a sus propios petardos bailones, cierto, pero Romeva les gana por goleada:
Su principal y más sonada iniciativa en el Parlamento Europeo fue denunciar como atentado del Estado español a Cataluña una patada del futbolista portugués Pepe del Real Madrid al barcelonista argentino Messi.
Los europarlamentarios, quedaron alucinados cuando Romeva juraba que tal coz era una conspiración españolista: ese es el nivel del personaje que podría regir Cataluña como número uno.
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SALAS
Y un clásico inevitable para repetir mil veces