El noble arte de la lentitud

Por En Casa Con Mamá @encasaconmama

La lentitud me desquicia. No puedo con esas personas que dilatan cualquier actividad cotidiana más allá de lo necesario. Vale que cada uno tiene un ritmo diferente, y que antes de hacer algo es indispensable pararse a pensar, trabajar el detalle, meditar. Pero, ¿realmente es necesaria tanta calma para enjabonarte o ponerte la camisa? Eso no es movimiento slow ni nada, eso es que se te caen los hue**s!

Pues muy a mi pesar, tengo dos ejemplares de esos en casa. Adivináis quiénes son, ¿verdad?

Barba-papá es un auténtico maestro en el noble arte de la lentitud. Se desplaza parsimonioso por la casa con sus quehaceres diarios. Hasta cuando tiene prisa va desacelerado! Evidentemente, junto a él parezco siempre una loca desquiciada, pero chico, se puede cocinar con amor y dedicación y que se note que te corre sangre por las venas, digo yo.

Y cuando creía que ya había tocado techo, que lo había visto todo, toma, dos tazas! La gordita, como digna sucesora de su padre pone a prueba mis nervios y se acerca a lo más alto del ránking de los tardones.
Éstas son sus mejores marcas:

* Hora y media del show carcajadas, bailes, besos y piruetas, sesión de peluquería incluida, antes de quedarse dormida. Por fortuna, el nivelón de esta marca hace que sea difícil de batir, aunque no cantemos victoria aún.

* Cuarenta minutos de conducción temeraria de un cesta de supermercado cuando sólo íbamos a comprar pañales. Incluyo aquí los cinco minutos de aferrarse a una cesta ajena que espero no se repitan.

* 35 minutos para bajar la calle. Peor que un japonés con una cámara. Todo es digno de deleite: un poco de musgo, la tapa de una alcantarilla, o sus propios zapatos. Y cuando lleva avanzados unos metros, vuelta sobre sus pasos. Desesperante!

* Dos horas de paseo de tostada por toda la casa. Debe ser que se le entumece la mano, o que olvida que la lleva, porque ni se la come ni la tira, simplemente la sostiene. ¿Esto seguro que no puntúa para las olimpiadas?

* 15 minutos de espejo para vestirse. Una manga…me miro al espejo, otra manga…me vuelvo a mirar y sonrío. Me giro, me escondo, me hago la despistada, me vuelvo a mirar al espejo y tiro un beso. Ahora el pantalón. Niña, que pareces un anuncio de colonia!

Como veréis, estoy en clara desventaja, me ganan por goleada. Además, con lo cabezona que es la jodía y lo que entrena, la cosa pinta cada vez peor.

¿Alguna sugerencia? Yo por si las moscas voy a ir buscando unas clasecillas de yoga o meditación, y me voy a ir leyendo el manifiesto slow por lo que pueda pasar…pero sin prisas!

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