El nombre de la rosa

Publicado el 09 marzo 2014 por Pelirrosa
No creo conocer a nadie que a estas altura no haya leído "El nombre de la rosa", o al menos no haya visto la adaptación a la pantalla de Jean-Jaques Annaud. Ahora, durante este mes de marzo, el Teatro Nuevo Apolo añade un contacto más con la obra de Eco, que comienza desde el mismo instante en el que se abren las puertas del patio de butacas y un intenso olor a incienso se cuela por las fosas nasales. Así huele Eco sobre el escenario. 
Al igual que para la película se contó con la coproducción de tres países, en la obra de teatro han trabajado cuatro compañías de teatro que, bajo la dirección de Garbi Losada, han sido de lo más escrupulosas a la hora de respetar el texto original. Así, Guillermo de Baskerville y su discípulo Adso de Melk vuelven a desvelar el mismo misterio pasando por los mismos arcos, y el resto del elenco sigue ocultando los secretos de la biblioteca mientras el terror se va colando por los muros. Todo igual, salvo por un detalle: no hay suciedad.Con suciedad me refiero a ese sentimiento que despierta en nosotros la obra de Annaud, tanto en sus escenarios (no hace falta estar físicamente en la abadía benedictina para saber que huele mal) como en sus poderosas imágenes (para los restos queda en mi memoria la figura de Berengario en la bañera). Aún así, la obra se sostiene bastante bien, con un buen montaje y buenas actuaciones. Aunque si no soportáis el olor del incienso, tal vez tendríais que descartarla.