Lorenzo Silva ha hecho más por la Guardia Civil que la propia benemérita por el cuerpo en sus últimos 20 años. Su teniente Rubén Bevilacqua y la eficiente Chamorro hacen pasar un buen rato leyendo una novela negra.
Es cierto que tal vez le falte algo de intriga, y en algunos momentos un poco de acción -americanizada-. Pero hay que admitir es que esta pareja patria son eficientes en su trabajo y lo que queda claro es que son concienzudos y perseverantes.
'El alquimista impaciente'
Lorenzo Silva
Editorial: Destino
Vila -para no liarnos como hacen los personajes con el apellido de nuestro protagonista- es un hombre hecho a si mismo con conocimientos de psicología, literatura y muy mala baba. Un español de a pie con un tricornio. Un cabezón nacido en Argentina que bien podría ser paisano mio.
La pareja se compenetra a la perfección. La experiencia e ironía del teniente es compensada con la candidez -timidez mejor dicho- de Virginia Chamorro, una investigadora perspicaz, observadora y que pese a su juventud y frágil físico es una mujer de armas tomar.
La virtud de Silva como escritor de novela negra es sin duda el talento en sus diálogos y su facilidad para mantener la sospecha del lector en 'stand by'. Consigue que la identidad del asesino no sea destapada hasta el final.
Las relaciones interprovinciales, las guerras entre mafiosos empresarios y la prostitución están presentes en esta novela que logró el Nadal en el año 2000.
La confianza que hay entre los dos personajes es la misma que tengo yo en esta saga que seguiré leyendo hasta llegar al recién editado 'Los cuerpos extraños' (Destino, 2014)