El nuevo disfraz de la esclavitud

Publicado el 23 octubre 2009 por Ivanna Sol

Esclavo: Estado de esclavo. Según la RAE
. Sujeción rigurosa y fuerte a las pasiones y afectos del alma.
. Sujeción excesiva por la cual se ve sometida una persona a otra, o a un trabajo u obligación.
. Hermandad o congregación en que se alistan y concurren varias personas a ejercitarse en ciertos actos de devoción.
La Revolución francesa, que para muchos historiadores fue la bisagra que dividió la Edad Media de la era moderna, promulgó el lema “libertad, igualdad y fraternidad”. La primera palabra de la insignia retrata los infinitos intentos de la burguesía por erradicar del mapa los modos de trabajo servil.
Con el paso del tiempo, la bandera levantada por aquellos burgueses se convirtió en sentido común y los intentos de éstos se cristalizaron alrededor del globo terráqueo: el mundo abolió la esclavitud y todos los hombres se convirtieron en individuos libres… ¿O no?
El 2009 muestra un panorama bastante diferente del que pudieron soñar personajes como Montesquieu o Rosseau: la proclamada libertad es un privilegio para pocos, sobretodo luego de la Guerra Fría cuando todo el mundo comienza a funcionar bajo la misma lógica.
Ese paradigma significó la fragmentación de los mercados laborales a medida que el intercambio iba en aumento, la profundización de las desigualdades de acceso al empleo tanto entre países de “primer mundo” como en los periféricos, así como dentro de cada nación. La esclavitud sigue asechando pero esta vez con un nuevo disfraz.
Las estadísticas de desocupación descendieron pero la realidad grita que ya no es un problema de cantidad de personas empleadas, es el trabajo el que no es capaz de garantizar las condiciones de una vida digna. Hoy, es posible ser pobre y empleado, porque ambas estadísticas suben, porque la lógica del trabajo cambió.
Estados Unidos instala en los ´90 el workfare, una política de asistencia remota a personas que deben aceptar cualquier condición laboral que le propongan para insertarse en el mercado laboral, en todos los casos mal pago: pasantías, situación de subocupación (trabajo por debajo del nivel de lo esperado) o empleos en otras especialidades que no tienen que ver con las que la persona estudió. Según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) el trabajo a tiempo parcial estalló y permite a las empresas no pagar los tiempos muertos a sus empleados.
El trabajo forzoso, por el contrario de haber quedado abolido con la implantación de los principios de la Revolución francesa, se afianza con la ejecución de la amenaza y la coacción. La explotación laboral la sufren 12,3 millones de personas en todo el mundo, según la Buró Internacional del Trabajo (BIT).
Bajo estos niveles, es difícil creer que en algún lugar del mundo exista una libertad sin fines de lucro pues, hasta los primeros países en levantar la bandera de la burguesía del 1700 son víctimas de la esclavitud moderna.
A primera vista, un solo interrogante se cae de esta conclusión: si la abolición de la esclavitud antigua significó el quiebre de un ciclo a otro, romper con los cánones de la esclavitud “con libertad”, ¿será entonces el paso hacia una nueva era?

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