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De todos modos, lo primero que verás al activarlo son los buenos viejos primeros tiempos de Facebook (resulta imprescindible decir viejos buenos primeros tiempos para mostrar que que uno lleva muchos años en el feis
Por ejemplo, vayamos tres años atrás. Retrocediendo en el tiempo resulta que los avatares de mis amigos son los de los eventos de la semana pasada. ¡Falta referí! … si es un timeline quiero los avatares temporales, esos con otras caras, con otros colores de pelo. Con pelo.
Un segundo tema al que se resiste Facebook -e íntimamente relacionado a lo que entienden por identidad- es a modificar el pasado. Será por aquello de que causa un leve malestar cambiar el pasado mientras tu memoria mantiene un recuerdo paralelo. MartyMcFly (Regreso al Futuro) sabía de esto. A Borges y a Cortázar les importaba un pepino -con perdón de la Merkel- y jugaban a destrozar sus historias y reinventarlas. Ellos y cuatrocientos artistas más: Picasso, Beethoven, Munch (¿cuál era el original de El Grito?). Todos creaban y lo importante eran ellos, las personas. El producto era amorfo, perdía sustancia en el tiempo y lo que enriquecía la experiencia era las distintas sensaciones de vivir esa obra de diferentes maneras. Como cuando vas editando un post, con sus comentarios, sus agregados e incluso su entera modificación.
Pero a Facebook no le gusta esa edición, reduciéndola a lo mínimo, a diferencia de LinkedIn o Google+ donde puedes editar los textos y la forma de lo que has puesto cuando quieras.
Algunas empresas también actúan así con sus redes, con las RRSS corporativas y su comunicación interna y pienso en los fracasos de tantas intranets a manos de buenos gestores de comunicación interna que querían que el pasado no cambiara, que no se editara. Suelen ser los mismos que aún siguen adorando las viejas y estáticas notas de prensa.
Lo que me lleva al principio: Facebook es el casero universal donde todos, lejos de ser los clientes, somos el producto (María Redondo tweet). Se trata de no olvidar que las redes sociales y las empresas detrás de las redes sociales son cosas distintas.
Mi pasado digital en una red social debería ser editable, mucho mas que solo acumulable. Soy el que escribe mi presente, pero también, el que edita su pasado. Algo que puede desorientar a Facebook con su peculiar sentido de la identidad.