La Consejera de Empleo del Gobierno Vasco, presentó ayer el nuevo Lanbide.
Lanbide, es el nombre que le han dado al servicio público de empleo, una vez transferidas las políticas activas de empleo. (El INEM vasco, vamos).
El caso es, que el único elemento que ha transcendido públicamente de toda la comparecencia, ha sido, que a un tercio de los perceptores de la Renta de Garantía de Ingresos (la antigua renta básica), se la van a quitar si rechazan un curso de formación o una oferta de trabajo.
Mal empieza la Consejera, intentando dar la sensación de que Lanbide va a ser una especie de servicio de inspección de la RGI. No es su función, ni está entre sus competencias abordar esa normativa.
Pero independientemente de eso, y ya, sobre lo que tiene que ver con el anuncio hecho, una serie de consideraciones:
Podemos estar de acuerdo en que la gente que cobre la RGI no debe estar a la "sopa boba".
Pero, un cursillo de ofimática, por ejemplo, ¿va a sacar del desempleo a un parado de larga duración? Bien, vale, hará el curso y seguirá cobrando la renta, hasta encontrar un empleo que Lanbide no le va a proporcionar, ¿qué van a pensar sus vecinos y vecinas de él?
Y en el peor de los casos, si le retiran la RGI, ¿qué salida le van a dar después? ¿Volver a cobrarla, pero esta vez como perceptor en alta exclusión? Pues para ese viaje...
¿Qué ocurre con la gente que cobra la RGI como complemento de su trabajo?
¿Va a ser Lanbide, capaz de montar 17.000 cursos de formación?
Todos conocemos a gente que conoce a gente muy jeta, vale, y a estos hay que castigarlos, pero una Consejera no puede dedicarse a estigmatizar de un plumazo a 58.000 personas.
La señora Zabaleta debería encargarse de facilitar el acceso al mercado de trabajo para toda la gente que está en el paro y no de lanzar mensajes populistas con el único fin de disminuir el coste de las ayudas sociales en Euskadi.