Agobiado por la economía y debilitado deportivamente por la marcha de sus mayores figuras en los últimos tres años, el DKV Joventut forma parte del grupo de equipos a los que se incluye por lógica en las eliminatorias por el título, no más allá de la quinta plaza en fase regular, pero con posibilidades de poder alcanzar las semifinales dependiendo del cruce de cuartos. Pronósticos que la Penya no se está cumpliendo este curso. Se lo impide su irregularidad, esos momentos sin respuesta que le exigen reacciones extremas. Volvió a ocurrirle ante Unicaja, ante el que encajó un parcial de 0-16 en el tercer cuarto. Un revolcón que no le permitió lograr un triunfo fundamental para asegurarse su objetivo mínimo de participar en los playoffs, meta que tiene más cerca el grupo de Aíto tras imponerse por 67-90 en Badalona. Unicaja cuenta con quince victorias por trece del DKV Joventut, empatado con Bizkaia Bilbao Básket y CB Granada. Los tres tienen una menos que quien cierra las plazas, el Gran Canaria 2014, que con 27 puntos de Carroll ganó por 95-91 al CB Murcia, nuevo equipo de Adecco Oro a pesar de los 33 tantos de Vujanic. Penya y Unicaja coinciden en ser dos equipos pasionales colocados permanente en una montaña rusa simbólica, capacitados de hipotecarse en situaciones horribles como para rehacerse de ellas con brillantez. Así que el primer cuarto se dividió en dos partes totalmente diferentes con lo peor y lo mejor de ambos. Los locales volvieron a evidenciar que su punto débil es el juego interior y Freeland (20 puntos) instaló su particular tienda de campaña en el centro de la zona. El pívot británico, el más fiable en las últimas semanas en Unicaja, ya había anotado 10 tantos (13 de valoración, el doble al final) a los 4m 28s (9-17). Su opositor, Norel, demasiado verde todavía, no representaba problema alguno para Freeland, que no tardaría en irse al banquillo. Filosofía de Aíto: hay que hacer continuas rotaciones. Filosofía que comparte Pepu, que retocó su quinteto y la estrategia apostando por una defensa zonal 2-3. Decisiones que permitieron a su equipo tener ritmo, intensidad y criterio para remontar en poco más de dos puntos (18-17 a los 6m 57s, 20-17 a los 7m 29s) tras un mate de Sonseca, el jugador que más ha mejorado tras la llegada del nuevo entrenador a Badalona.
Igualdad al descanso A partir del contraataque y gracias a dos triples de Jelinek (siete puntos), la nueva perla de su cantera, la Penya alcanzó su máxima renta (35-30 a los 13m 50s). Una diferencia que no se amplió porque los errores de los locales primaban más que sus aciertos: perdieron siete pérdidas en el segundo cuarto (18 en total) y permitieron a Unicaja irse al descanso por delante por 41-42 gracias a los triples de Cook, el retorno de Freeland y la habilidad de Dowdell (14). El DKV Joventut regalaba balones como algunos médicos reparten piruletas entre sus pacientes más jóvenes. Mario Fernández y Tucker, con cuatro pérdidas cada uno, fueron los más despistados en dicha faceta. Circunstancia comprometida si se aprecia que el primero es base y el otro el referente, que no el líder. Tucker ha perdido responsabilidades y libertad en el grupo desde que ha llegado Pepu, que defiende al colectivo por encima del talento individual. Héroe en el partido de Málaga con un último tramo final maravilloso (19 sus 33 puntos los consiguió en los últimos seis minutos), Tucker se quedó en 12 (5/12) en el de vuelta. Su séptimo punto, tras su único triple en seis intentos, significó el punto y final de la Penya al partido con el mencionado 0-16 (49-66 a los 28m 35s), un autohomenaje en toda regla para Dowdell, Printezis o Berni Rodríguez, ese jugador que celebra los triples tocándose la oreja como guiño a su novia y que como Jiménez reúne la idiosincrasia de los equipos de Aíto: físico, intensidad y dedicación. Berni recuperó cuatro pelotas de las 12 que contabilizó Unicaja, que perdió 11 y sumó 111 de valoración. Aíto se acerca a los playoffs, mientras que Pepu y los suyos lo tienen un poco más lejos.