Pero todos estos millones de años de evolución no han servido para nada cuando se han tenido que enfrentar a la mayor amenaza que se podían esperar: nuestra especie. El ser humano en tan solo unas pocas décadas han convertido los océanos en un vertedero. Nuestra especie es una auténtica máquina de producir basura. Y el destino de gran parte de esa basura acaba finalmente en el mar, formando auténticas islas de plástico y todo tipo de residuos que en muchas ocasiones son consumidos por error por aves y mamíferos marinos al confundirlos con sus presas.
En algunas islas del Pacífico, como el atolón de Midway, se asienta una importante colonia de aves marinas formada por varios millones de ejemplares, entre las que destacan varios miles de parejas de Albatros de Lysan (Phoebastria immutabilis). La situación de este atolón hace que toneladas de plásticos acaben empujados por las corrientes hasta sus orillas. Todos los años, y tal como denunció el fotógrafo Chris Jordan en su proyecto Midway, una gran parte de los pollos de albatros nacidos en esta colonia mueren antes de abandonar el nido al haber ingerido estos plásticos con los que sus padres los ceban (os recomiendo que veáis el vídeo anterior para que tengáis una idea más clara del problema).
Además de la ingesta de plásticos, las aves marinas se encuentran gravemente amenazadas por otros muchos problemas, todos relacionados con nuestras actividades: sobrepesca, contaminación por hidrocarburos, muertes accidentales en aparejos de pesca, presencia de especies invasoras en las colonias de cría y un largo etcétera.
Las sospechas sobre los efectos de estas amenazas sobre las aves marinas se han visto confirmadas en el proyecto Sea Around Us Project, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de British Columbia y el Pew Charitable Trusts. En el marco de este proyecto, los investigadores analizaron las tendencias demográficas de 513 poblaciones de aves marinas que habían sido censadas en al menos 5 ocasiones. Aunque no se pudieron analizar todas las poblaciones de aves marinas del mundo, en el estudio se incluyeron todas las familias de aves marinas de las zonas más importantes para este grupo de animales.
Los resultados obtenidos, y que recientemente han sido publicados en la revista Plos One incluso sorprendieron a los propios investigadores. Los datos confirmaron que la población global de aves marinas había descendido un 70% en los últimos 60 años, lo que representaba la muerte de más de 230 millones de animales. Y este descenso no afectaba solo a unas pocas especies sino que afectaba de manera indiscriminada a gran cantidad de familias en todo el mundo.
Aunque todas las familias de aves marinas se han visto afectadas, este declive está siendo especialmente alarmante para alguna de ellas, por ejemplo la familia de los charranes ha caído en un 85%, las fragatas un 81%, los petreles y las pardelas un 79%, y los albatros un 69%. Todo parece indicar que las especies que habitan en aguas abiertas están siendo más afectadas que las ligadas a ambientes más costeros, salvo el caso de los cormoranes, que según los datos de este estudio han descendido en un 73%.
Tal como ya he comentado varias veces en este blog, las causas del declive de las aves marinas se conocen desde hace tiempo, y este estudio no ha hecho más que confirmar que este declive esta siendo incluso más rápido de lo predecían algunos modelos. Y los remedios para minimizar este descenso también son conocidos. Sería necesario abordar de una vez el problema de las capturas accidentales en aparejos de pesca y el problema de la contaminación marina.
Es necesario que los gestores y políticos tomen conciencia de este problema y que actúen. En las últimas décadas hemos sido testigos de la extinción como reproductor de el Arao común y de la Gaviota tridáctila en las costas del Cantábrico y el Atlántico ibérico, el próximo en la lista es el Cormorán moñudo y si no se actúa ya quizás no lleguemos a tiempo para evitar que se una a ellos.
Referencias
Paleczny M, Hammill E, Karpouzi V & Pauly D (2015) Population Trend of the World’s Monitored Seabirds, 1950-2010. Plos One DOI: 10.1371/journal.pone.0129342.