Es un zoo, dedicado sobretodo a animales marinos: peces, delfines, focas, aves marinas y también en menor medida aves exóticas. También varios restaurantes y un delfinario donde hacen espectáculos.
Es la parte más grande de toda la ciudad de las artes y las ciencias, está un poco separado del resto de edificios y tiene su propio recinto, por lo que hay que salir a la calle para poder acceder, a diferencia de lo que ocurre con el resto de cosas para visitar aquí.
Está compuesto por varias zonas de acuarios diferenciadas entre sí, todas son subterráneas y están conectadas a un edificio central para poder ver todas esas zonas sin tener que subir. El problema es que un poco lío, y seguramente acabaríais dando más de un rodeo. Las zonas de acuarios eran mediterráneos, tropicales…, la verdad es que ahora mismo no las recuerdo todas de cabeza. Aquí, los platos fuertes eran un pasillo en que las paredes y techos eran acuarios, y los tiburones. La verdad es que el tiburón más grande podía medir medio metro, y eso siendo generosa, y lo del pasillo tampoco es que sea demasiado espectacular, eso si, a la gente que de verdad le gustan los peces, si es algo que les va a encantar. (Tengo que decir que a mí me gustó mucho, pero al ser el oceanográfico, pensé que sería mucho más)
Una cosa que me llamó mucho la atención fue la oscuridad.
También están prohibidos los flashes, y esto es por la salud de los animales.
Me llamaron mucho la atención unas medusas chulísimas, de hecho son lo que más me gustó ver aquí.
Había un pasadizo en el suelo que te llevaba a una especie de “cueva” acristalada, desde el que se ve un acuario como si estuvieses dentro, y cuando menos te lo esperas, cae un chorro de agua sobre el cristal que tienes justo encima.
Lo último que queda por decir es que hay un restaurante en los subterráneos, pero no lo vimos, porque parece ser que era carísimo. Lo que nos han dicho también es que la única gracia especial del sitio es que comes rodeado de peces.
En la parte superior, o del nivel del suelo es donde tienes el resto de animales, salvo las focas que se pueden ver dentro en un acuario, y también desde fuera. Además de las focas, aquí hay leones marinos, y aves como; patos, pelícanos o pingüinos…, una cúpula de aves exóticas y el delfinario, que a mí es lo que más me gustó en esta parte superior, y realmente lo que más me gustó de toda la ciudad de las artes y las ciencias. Además, como no, también había varios restaurantes y tiendas de regalos.
La jaula de pájaros exóticos era abierta a la intemperie y en ella se supone que dejan entrar a la gente. La verdad, jamás entenderé por qué causas meteorológicas en un sitio sin techar, justo ese día no pudimos entrar. Había una especie de flamencos pequeños, unos rosas con el pico en forma como de pala, y otros rojos con el pico fino, muy largo y doblado hacia el suelo.
Por último, el delfinario, que es un mini estadio con varias piscinas, y en la más grande de ellas se hacen los espectáculos. El espectáculo de los delfines es lo que más me gustó de toda la ciudad de las artes y las ciencias, como ya he comentado antes.
Nos dijeron que el delfinario es el más grande de Europa, y la verdad, es que no me quiero imaginar como será el más pequeño… eso me dio mucha pena.
También hay aparcamiento y cuesta unos dos euros la hora…
Es un sitio muy chulo para ver, sobre todo para la gente a la que le gusten mucho este tipo de animales. A mí lo que me pasó, es que quizás al oir hablar tanto del sitio, me lo esperaba aún en ciertas cosas más espectacular… pero está chulo.
El precio es bastante caro la verdad, nosotros teníamos unas entradas gratis, pero si no, sólo el ver el oceanográfico, ya te costaba casi treinta euros, y eso si no entrabas al museo, o al hemisférico…
Es caro, pero si fuéseis de vacaciones por valencia, o si lo tenéis cerca, no está de más verlo alguna vez.