De esta forma aparecerán algunos psicópatas, especialmente gustosos de la agresión sexual y la pederastia, entre los que tendrá que buscar al asesino que le manda tan horrendo presente. Y mientras la investigación se pone en marcha, un asesino en serie sigue actuando con implacable crueldad, lo que llenará de prisa y angustia la investigación policial y la que lleva adelante Cormoran Strike.
La larga extensión de la novela logra que la frenética cacería que se inicia, permita a su autora llevarnos por muy diversos parajes, tanto físicos, como de las impactantes perculiaridades del comportamiento humano.el trauma generado por la violenciaAsí, por ejemplo, impacta cómo nos muestra la existencia de colectivos de acrotomofílicos (las personas que sienten deseo sexual por otras que tienen algún miembro amputado), o aquellos de los que quieren amputarse partes del cuerpo al sentir que de esa forma equilibrarán su imagen corporal.De igual forma, y usando la historia de la madre groupie de Strike, se nos muestran las luces y las sombras del mundo del rock metal, con la fascinación que provoca y la marginalidad que puede crear entre sus seguidores.Pero la mirada de la autora procura entender que hay detrás de estos fenómenos que inicialmente pueden provocar rechazo, intentando profundizar qué hay detrás de algunos de estos movimientos, lo que no le impide mostrar ciertos aspectos referidos a la dominancia y la sumisión casi abyectas que se pueden dar en estos mundos marginales.Pero donde la autora es implacable en su rechazo es cuando trata, (y lo hace de manera muy detallada), todo lo referido al abuso infantil, a las repercusiones tras violaciones, y en general cuando habla de violencia sobre seres indefensos. Y no sólo es espeluznante su implacable y lúcida mirada, sino que no nos esconde el horror consiguiente del difícil, cuando no imposible, afrontamiento de las víctimas del trauma generado por la violencia sufrida. Y muestra sin tapujos los problemas que tienen muchas víctimas por hacer públicocs estos hechos, y las prepercusiones, en demasiadas ocasiones contraproducentes que tiene para ellas el anuncio público de estos horrores. Y para no dejar nada en el tintero muestra el no fácilmente comprensible hecho de la fascinación que ejercen estos depredadores sociales, lo cual les refuerza aún más.Todo esta galería de los horrores se ve intercalado por las difíciles cuitas que pasan los dos protagonistas, y especialmente Robin Ellacott, que debe afrontar sus preparativos de boda, en medio del maremoto personal y profesional que le implica esta dura investigación.Como en entregas anteriores de esta serie nos encontramos con el poco cariño que se dispensa a la policía, aparecen duros alegatos contra el sistema judicial, o se cuestiona las prácticas y la ética que rigen a la prensa británica.El escenario principal de la novela es la ciudad de Londres, pero en esta entrega la autora nos dará un buen paseo por su Escocia natal, pero el núcleo de la acción transcurre en la capital británica, de la que se nos mostrarán los lados más ricos y los más pobres, para que no se nos olvide que esa gran urbe acoge tanto la riqueza más lujuriosa, como la pobreza más infamante.Todos estos ingredientes se integran en una extensa y prolija narración, que mezcla una minuciosa investigación, en el más puro estilo procedural, con largos y sorprendentes diálogos, que intentan integrar esa mirada polifacética de esta autora, que nunca nos muestra nada como blanco o negro, sino que procura enseñarnos las diversas y a veces contradictorias facetas de un tema.Pero no se crean que es una novela de tesis, pues tiene muchos momentos de acción, por los que sus protagonistas saldrán físicamente y espiritualmente marcados por el duro combate al que nos invitan a acompañarles. En resultas una apasionante y emocionante lectura.Salamandra, 2016Compra en Casa del LibroJosé María Sánchez Pardo