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El Oído Tiene Razones que la Física No Conoce IV: Teoría de las Escuchas

Publicado el 17 septiembre 2021 por Moebius

El Oído Tiene Razones que la Física No Conoce IV: Teoría de las Escuchas

La clasificación del universo de sonidos que realizó Schaeffer es similar a la que puede hacer un naturalista o un botánico. Sin embargo esta investigación tuvo un doble objeto. Por un lado, realizar una ordenación del universo sonoro -tal como la haría un botánico con el reino vegetal- y por otro, tomar como objeto de conocimiento a las propias percepciones. Es decir a los mecanismos a partir de los cuales esa ordenación se realiza. El solfeo de los objetos sonoros implica por un lado, una clasificación del universo sonoro y por otro una vuelta sobre la percepción. De este modo, al tiempo que establece un nuevo orden empírico, pone de manifiesto que las percepciones sonoras son el resultado de la aplicación de unos criterios previos a partir de los cuales observamos el mundo y dentro de los cuales nos reconocemos. (16) Y así vamos cerrando una saga de una extensa y jugosa nota que nos vimos obligados a dividir (Google mediante, aunque no vino mal), y la terminamos con la que es, para mí, la parte más interesante.

 

Como es muchas ciencias, el error es subestimar al sujeto, más cuando faltan datos firmes acerca de los elementos a cuestionar, y la data, el número fino se escapa ya nomás en pruebas mínimas. La industria busca someternos a 'esto es igual a este otro', como ese relato que asegura que el jugo Tang es idéntico (sic) al jugo exprimido y el formato .mp3 algo que las mayorías no les molestaran la calidad general, o el mismo sonido rasposo, frío y lavado de los CDs. 

Exequiel Cariaga en el Face del blog cabeza

Por Claudio Eiriz

El Oído Tiene Razones que la Física No Conoce IV: Teoría de las Escuchas

El botánico (17) mira al mundo como algo exterior a él, sus objetos son cosas a ser ordenadas. Existen las cosas y se las ordena. La clasificación del mundo sonoro, en cambio, en el sentido en que la construyó Schaeffer, incluye a las percepciones, y a las acciones que el sujeto aplica para ordenar los objetos, como parte de ese mismo mundo. Esas acciones no son en este caso un agregado, son un modo de ser de esa "realidad" en la que opera.

Es imposible hablar de los objetos sonoros que -en tanto tales- constituyen aquello que ponemos por delante, sin tener la presencia, aunque menos sea como trasfondo, del sujeto que los pone delante y los ordena a través de unas operaciones. Del mismo modo es imposible hablar de las percepciones con independencia del objeto que esa escucha y sus operaciones prefiguran. El sujeto en esta investigación a la que hacemos referencia, como ya se ha dicho, no constituye un recipiente, una conciencia subjetiva que se diferencia claramente de "un mundo exterior objetivo". El sujeto en este marco es visto como el centro desde donde se ejerce la acción de mediación. La pregunta acerca de los mecanismos de la escucha sonora y musical, se constituye en lo voy a denominar teoría de las posiciones de escucha, y cuyo procedimiento es "escucharse escuchar" como diría Schaeffer. Ante todo haré algunas aclaraciones. En primer lugar considero que Schaeffer hace una teoría de las escuchas y no de la percepción. La percepción tal como lo planteó la Gestalt -en la que Schaeffer abrevó- es sólo una parte constitutiva de esta teoría. En segundo lugar en la teoría de las escuchas de Schaeffer no hay un solo objeto de estudio (el objeto sonoro) sino varios. Es cierto que Schaeffer parece haber concebido al objeto de sus investigaciones como aquel relativo a la escucha reducida. Sin embargo más allá sus intenciones, al haber señalado la cuestión del objeto sonoro y su correlativa posición de escucha reducida, también dejó el terreno abierto al estudio de las otras posiciones de escucha y los otros objetos a que éstas hacen referencia. Creo que es en este sentido que Chion- retomando el término aculogía acuñado por Schaeffer para hacer referencia al estudio del objeto sonoro y la escucha reducida- escribe:

La aculogía -que aspira a ser una ciencia- sería entonces la ciencia de lo que se oye, desde todos sus aspectos (mientras que, en Schaeffer, no concierne más que al sonido desde el ángulo exclusivo de la escucha reducida). No hay razón para no interesarse también por el funcionamiento de la escucha causal y figurativa, la identificación de los esquemas causales, etc. (Chion, 1999:342).

En síntesis, Schaeffer al poner de manifiesto la existencia de escucha reducida, inevitablemente lo tuvo que hacer en oposición a otras escuchas y explorar sus implicaciones mutuas.

Las cuatro escuchas

Abordar este capítulo del Tratado (y que dicho sea de paso constituye una de las páginas más reveladoras de la literatura acerca del problema de la escucha que se hayan publicado) es una tarea compleja. En principio Schaeffer con objeto de describir las funciones de la escucha se va a remitir al diccionario. Como escribe Carlos Palombini, oír, escuchar, entender y comprender son acepciones lexicalizadas de entendre, por derivación semántica de tener una intención. (Palombini: 1999).

El análisis de los distintos términos que se referen a la escucha presupone de entrada distintas posiciones que el sujeto adopta en el acto de escuchar.

Ecouter (escuchar) es prestar oído, interesarse por algo, dirigirse activamente a algo o a alguien. Del latín, auscultar. Para Schaeffer esta escucha es la más natural. Y por natural quiere significar que está presente en todas las culturas y -en cierto sentido- en los animales. Cuando un animal, ante un ruido que puede indicar la proximidad de un depredador se echa a correr, tiene como propósito preservar su vida. Este propósito, o si se quiere esta intención, es la resultante de toda una historia de interacciones de la especie con el medio ambiente.

Ouïr (oír) es percibir por el oído, es una posición "más pasiva" que ecouter. Aquello que oigo es lo que me es dado a la percepción. Es, digámoslo así, un concepto límite entre la pura biología y los complejos procesos de simbolización. Se oye a condición de no estar sordo dice Schaeffer. Es decir, es el punto de transferencia de energía del "mundo exterior" al cerebro. Y como hemos dicho ya, lo que el sujeto escucha no es una calco del "mundo exterior", sino un complejo proceso de simbolización que el sujeto ejerce en su función de mediación.

Entendre (entender) significa tener una intención. Conserva en este caso su significado etimológico. Es un concepto que en general plantea algunos problemas. Como veremos más adelante escuchar es hacer del sonido un indicio de una causa y comprender es utilizar al sonido como materia significante de un discurso. Entender es anclar en esa materia significante que es el sonido. Convengamos que nada puede funcionar como significante si previamente no es una cosa definida, con sus propiedades. Entender entonces es cualificar al sonido en sí mismo. Comprendre (comprender) deriva del latín. Prender, coger, atrapar, concebir una idea. Tiene una doble relación con escuchar y con entender: "yo comprendo lo que tenía en el horizonte de la escucha gracias a que he decidido entender, pero a la inversa, lo que he comprendido dirige mi escucha, informa a lo que yo entiendo." (Schaeffer, 1966:104).

Descripción empírica de las escuchas Los cuatro sectores de escucha (18)

Oído Tiene Razones Física Conoce Teoría Escuchas

 Figura 1. Los cuatro sectores de escucha.
Fuente: Schaeffer, 1966: 113.


...estas funciones están implicadas en el circuito de la comunicación sonora que va de la emisión a la recepción en la medida en que ellos presentan características complementarias... (Schaeffer, 1966:113). Estas funciones no se dan aisladamente. Recorren toda una jerarquía de conexiones.

El balance de las intenciones de escucha

Ya he dicho que Ouïr (oír) es un concepto límite entre la pura biología y los complejos procesos de simbolización, que "se oye a condición de no estar sordo". O como lo expresa Carlos Palombini: "Ouïr (oír) es establecer relaciones icónicas (i.e. de semejanza) entre representamen y objeto (o entre significante y significado) en el umbral de la semiosis..." (Palombini, 1999). En el cuadro final del balance de intenciones de escucha (1966, fig. 2: 154) Schaeffer va a colocar esta instancia en el centro del cuadro. El objeto de esta escucha corresponde a lo que denominará objeto teórico bruto. A partir de allí hará emerger las otras tres escuchas de acuerdo a su intencionalidad.

El balance de las intenciones de escucha


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 Figura 2. El balance de las intenciones de escucha. Fuente: Schaeffer, 1966: 154.

Vemos como Schaeffer atribuye a la intención de aprehender el mensaje concreto en contexto de las causalidades. Esta escucha es la que se denominará escucha causal.

A la intención de comprender el mensaje abstracto en el contexto del lenguaje o de las finalidades corresponderá la escucha semántica.

A la intención de percibir el objeto por sí mismo corresponderá la escucha reducida. Schaeffer no señala, en este gráfico, el contexto correspondiente a esta posición de escucha. En este sentido diría que él mismo es quien lo inventa. Coincido con Toffolo y Oliveira cuando escriben:

De esta forma, al abordar la tipo - morfología de Schaeffer y su estructuración final en el cuadro del solfeo de los objetos musicales, podemos pensar que todo el conjunto de categorizaciones pueden ser entendidas como una posibilidad de escucha entre muchas posibles. Como ya afirmamos, tales categorizaciones pueden ser la descripción de distinciones que como hemos dicho anteriormente, son producto de una historia de acoplamientos estructurales típica de un compositor acusmático que ha pasado por el entrenamiento (adquisición de hábitos) de percibir según los criterios tipo-morfológicos de Schaeffer. (Toffolo y Oliveira, 2005: 14).

De todos modos, el cuadro de intencionalidades que construye Schaeffer puede ser entendido como un intento de penetrar en la estructura profunda de la semiosis sonora. Se trata pues de desentrañar aquel complejo proceso de simbolización al que he aludido anteriormente. Me refero a aquel proceso que se oponía a aquello que estaba más allá (o más acá, según se lo mire) de los datos físicos. Esto implica todo una teoría semiológica en Schaeffer que está a la espera de ser estudiada.

Claudio Eiriz - Licenciado en Ciencias de la Educación y Psicopedagogo (UNLZ). Postgraduado en Semiología de la Música (UBA). Percusionista en la Orquesta Sinfónica de Avellaneda. Docente de la Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo.

 

Notas
16. También podríamos decir que las percepciones son el resultado de la aplicación de unos esquemas previos, en el sentido que los concibe J. Piaget.
17. Me refero a un botánico del paradigma de la simplificación.
18. Este cuadro de los cuatro sectores de escucha (Schaeffer, 1966:113) le va a servir a Schaeffer para pensar además otras problemáticas relacionadas:
Doble cuadro de la relación entre objeto físico y objeto musical (Schaeffer; 1966; fig. 1. Pág. 144) Balance final de las intenciones de escucha. (Schaeffer, 1966, fig. 2, Pág. 154)
Doble esquema de exclusividades de la lengua (Schaeffer, 1966:307- 308)
Cuadro comparativo de materiales del lenguaje y de la música (Schaeffer, 1966, fig. 20, Pag. 314)
Sonoridad y musicalidad de los dominios instrumentales (Schaeffer, 1966, fig. 21, Pág. 324)
Comparación del código del lenguaje convencional y el repertorio de ruidos ( Schaeffer, 1966, fig. 22, Pág. 338)
Sistema musical tradicional (Schaeffer, 1966, fig. 23, Pág. 367)
Programa de investigación musical (Schaeffer, 1966, fig. 24, Pág. 369)
19. Fabricio Melo y Carlos Palombini en un interesante artículo analizan cómo Schaeffer redefine las nociones de objeto sonoro y objeto musical, en los textos que van desde 1950 hasta 1966. (Melo y Palombini, 2006).
20. El subrayado es mío.
21. El subrayado es mío.
22. Cuando decimos objeto de estudio hago referencia al recorte que se hace de la realidad a estudiar, es decir, qué sujetos van a ser estudiados. Las unidades de análisis (sonidos delimitados de determinada manera), los criterios a partir de los cuales esas unidades van a ser descriptas, sus variables y los valores. Esto es el lugar que adoptará la variable.
23. Resta reflexionar acerca de la diferencia entre objeto sonoro y objeto musical.
En tanto unidad de análisis un objeto sonoro puede presentar más de un objeto musical superpuesto. Es decir, un objeto sonoro puede incluir dos ideas musicales en potencia. En un segundo sentido creo que la diferencia es contextual. Un objeto sonoro se convierte en objeto musical cuando se lo pone en relación con un sistema de referencia musical. Desde este contexto es que el objeto adquiere significación. Esto no quiere decir que el único contexto sea el musical, y que fuera de éste los objetos sólo tengan relaciones diádicas, con otros objetos. Inevitablemente, todos los entes cobran sentido a partir de algún contexto. El mismo sistema de clasificación schaefferiano, como ya he mencionado anteriormente, funciona como contexto para los objetos sonoros.
24. "...cualquiera sea la investigación que de que se trate, ella determina tres matrices. Como mínimo tres matrices de datos" (Samaja, 2004:166).
Entendamos el concepto de matriz de datos como la estructura común a todos los datos científicos. Esta estaría constituida por las unidades de análisis las variables y los valores de las variables. Juan Samaja en el texto citado anteriormente, presenta que las tres matrices intervinientes en cualquier investigación son: Una matriz central, o de nivel de anclaje, donde se ha elegido anclar la investigación. Una segunda matriz constituida por los componentes de las unidades de análisis del nivel anterior. Y por último, una tercera matriz constituida por los contextos de las unidades de anclaje. Es fácil apreciar el "aire de familia" que hay entre la idea de matrices de datos con esta dialéctica objeto - estructura planteada por Pierre Schaeffer.
Referencias Bibliográficas
1. Chion, M. (1999). El sonido: Música, cine y literatura... Barcelona, Bs. As., México: Paidós.
2. Chion, M. (1993). La audiovisión: Introducción a un análisis conjunto de la imagen y el sonido... Barcelona, Bs. As, México: Paidós.
3. Chion, M. (1983). Guide des objets sonores: Pierre Schaeffer et la recherche musicale. Paris: Buchet/Castel.
4. Hesselgren, S. (1973). El lenguaje de la arquitectura. Buenos Aires: Eudeba.
5. Klimovsky. G. (1994). Las desventuras del conocimiento científico: una introducción a la epistemología. Buenos Aires: A-Z editora.
6. Klimovsky, G. e Hidalgo, C. (1998). La inexplicable sociedad: Cuestiones de epistemología de las ciencias sociales. Buenos Aires: A-Z editora.
7. Roereder, J. (1997). Acústica y psicoacústica de la música. Buenos Aires: Ricordi.
8. Samaja, J. (2004). Epistemología y metodología: elementos para una teoría de la investigación científica. Edición ampliada. Buenos Aires: Eudeba.
9. Samaja, J. (2000). Semiótica y dialéctica: Seguido de la Lógica breve de Hegel. Buenos Aires: JVE editores.
10. Schaeffer, P. (1998.). Tratado de los objetos musicales. Madrid: Alianza.
11.Schaeffer, P. (1966). Traité des Objets Musicaux: essai interdisciplines. Paris. Éditions du Seuil.
12. Schaeffer, P. (1959). ¿Qué es la música concreta? Buenos Aires: Nueva visión.
13. Schaeffer, P. y Reibel, G. (1998). Solfège de l'objet sonore. Paris: Buchet/Castel. 

Recursos Electrónicos
14. Melo, F. y Palombini, C. (2006). O objeto sonoro de Pierre Schaeffer: duas abordagens. XVI Congreso da Associação Nacional de Pesquisa es Pós-graduação em Música (ANPPOM). Brasilia. Disponible en: http://www.anppom.com.br/.../CDROM/COM/07
15. Morin, E. (S/F). La epistemología de la complejidad. Gazeta de antropología. Disponible en: http://www.ugr.es/~pwlac/G20_02Edgar_Morin.html (9-02-08).
16. Palombini, C. (1999). A música concreta revisitada. Departamento de artes da UFPr. Revista electrónica de musicología. Disponible en: http://www.rem.ufpr.br/REMv4/vol4/art-palombini.htm (31-03-08).
17. Toffolo, R.B.G y Olivera, A.L.G. (2005). Uma abordagem atuacionista da tipo-morfologia de Pierre Schaeffer. Disponible en: http://www.br.geosities.com/rbgtoffolo/files/schaeffer.pdf (29-01-08).

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