En 1954, fecha de redacción de El Gatopardo, al autor le quedaban tres años de vida. No lograría ver editada su obra maestra, pues fue rechazada por todos los editores italianos.
Casi al final del libro, escribió: «Lo que le haría falta a nuestra sociedad sería un Byron, es decir, un poeta que no fuera esclavo del público ni de los editores».
Un año después de su muerte, la novela recibe el premio italiano más importante, el Strega.