El olor a polvora de rajoy

Por Benito Sacaluga

Imagen: Rebeldía (@rebeldia99) | Twitter

Bueno vale, ya han pasado unos días, he tenido ocasión de leer, oír y ver sobre los crímenes de París más de lo que habría podido imaginar y juro por Alá que no entiendo nada. El panorama que nos ofrecen los medios informativos y los "especialistas" sobre el asunto me descoloca impidiendo que tenga una noción clara del porqué varios ciudadanos han sido asesinados. Versiones hay para todos los gustos, desde "Califatos" de nuevo cuño hasta "lobos solitarios", pero todos relacionados con una de esas religiones que como todas y en nombre de la Fe han causado millones de muertos, los recientes crímenes también por mucho que se empeñen algunos en decir lo contrario. Sembrar gratuitamente el terror dicen unos, reivindicar territorios dicen otros...,  los más sesudos apuntan a cuestiones tan complejas que para poder entenderlas se hace necesario acudir a un cursillo acelerado sobre el Islam y Mahoma además de repasar la siempre cambiante geografía de los países árabes y de otros que sin serlo adoran al Profeta. Algo parecido me sucede con ese asesinato en masa que tuvo lugar en la madrileña estación de Atocha. En ambos casos los autores han seguido la misma suerte que sus victimas, unos inmolados en Leganés y otros muertos a tiros, y por tanto nos hemos quedado con las ganas de saber de donde partió la orden y cual era la verdadera intención de las masacres.
En lo de Atocha no quedó claro de donde procedía el explosivo, una vez que ha cumplido su función resulta difícil saber su origen, no quedan restos de su "made in..." , todo apuntó al polvorín de una mina española aún sin saber exactamente cual era el explosivo utilizado, sin embargo en el caso de París imagino que las escenas de los crímenes estarían repletas de casquillos de bala y además las armas que las dispararon las tiene la policía. Nadie nos ha contado, ni de refilón, de donde procede la munición, en que fabrica se hicieron ni en que país está la fabrica, lo saben pero no lo dicen. 
Los líderes mundiales se han paseado por la zona VIP de las calles de París, alejados de la multitud de ciudadanos que les seguían, líderes todos con cara de circunstancias o sea de hipócritas. Puestos a hablar de hipócritas que mejor que centrarme en Rajoy, además le tengo más a mano. Seguro que nuestro presidente no querría en esos momentos recordar que una empresa española, Santa Bárbara Sistemas, ( lo de "sistemas" no deja de tener su macabra gracia al tratarse de medios para matar), absorbida en 2001 por el quinto mayor fabricante mundial de armas, la estadounidense General Dynamics, que es una de las lideres mundiales en la fabricación de municiones para todo tipo de armas de fuego, de esas que matan.
Como Mariano es "solo" el presidente del Gobierno dirá que no está obligado a saberlo todo, al igual que siendo presidente del Partido Popular no tiene porqué saber de donde viene el dinero que entra en su partido ni tampoco a donde va. Si estuviera más dispuesto a enterarse como es el país que gobierna sabría que según la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, hay hasta 500 empresas españolas inscritas en el Registro Especial de Operadores de Comercio Exterior (REOCE), en el que están obligadas a ingresar todas las personas físicas o jurídicas que realizan operaciones de comercio exterior de "material de defensa" -yo más bien lo calificaría como material de guerra-, armas de caza, material policial y antidisturbios o tecnología de doble uso. De esas 500 compañías inscritas en el REOCE, 200 han realizado recientemente actividades para la exportación de este tipo de material. También debería saber Rajoy que, hasta que internacionalmente se prohibió su uso, seis empresas en España, entre ellas Explosivos Alaveses (Expal), se dedicaron durante años a la fabricación de minas antipersona y de las peligrosas bombas de racimo, sí, esas que dejan sin piernas a los niños y a los mayores y que en el peor de los casos les convierten en simples despojos. En total y para hacernos una idea del negocio de la muerte español, las empresas que a ello se dedican en nuestro suelo facturan al año más de 4.000 millones de euros.
En alarde de hipocresía Rajoy solo fue superado por Benjamín Netanyahu, quien desde la marcha por la Libertad recibíría via SMS el número de palestinos asesinados en la jornada anterior al mismo tiempo que manifestaba airado que es intolerable que los judíos no se sientan seguros en Europa y nuestro ministro de Exteriores, ese de !Gibraltar español¡, prometía rogar al líder judío que levante el bestial bloqueo israelí sobre la franja de Gaza.
Por si lo anterior no fuera suficiente para descalificar el "desfile" de Rajoy por las calles parisinas en defensa de la libertad de expresión y contra la violencia, tenemos hoy encima de la mesa, y como plato principal de ese inagotable menú de barbaridades con que Rajoy nos viene obsequiando desde 2011, una ley pensada y redactada para que nuestra libertad de expresión y manifestación quede reducida a unos estándares que no los desearían ni en Marruecos. Desde luego al PP y a su "Ley Mordaza" lo de París le ha venido de perlas. Ahora nos anuncian la creación de una Comisión para adoptar medidas de seguridad, Comisión a la que el PSOE asiste encantado y en la que a buen seguro se echará de menos a Torquemada y a Emilio Bocanegra.
Oyendo al Ministro de Interior anteponiendo la Seguridad a la Libertad es imposible no recordar aquellos discursos en los que cuando España estaba presa de Franco se nos decía que gracias a la represión de las libertades España vivía en paz. Al menos el dictador algo de coherencia demostraba y nunca salió de España, sin embargo Rajoy tiene los santos huevos de enarbolar fuera de nuestras fronteras la bandera de la Libertad, de una Libertad que en España quiere guardar en un cajón y lo quiere desde que tiene uso de razón.
La derecha y sus voceros andan como locos defendiendo la interceptación de las comunicaciones privadas sin contar con los jueces, hasta parece que se plantean prohibir los mensajes por SMS y los otros que no se bien como se escriben, intervenir Internet, vigilar exhaustivamente los aeropuertos, crear listas de pasajeros y hasta controlar las fronteras comunitarias, lo curioso del caso es que esto lo piensan hacer los mismos que fueron incapaces de impedir que un tal Pequeño Nicolás le diera la mano al Rey y a la Reina (con perdón), un personaje que burló todos los sistemas de seguridad, un elemento que si hubiera sido un  yihadista habría dado el golpe de su vida.
Yo lo que creo es que más que restringir las libertades lo que hay que hacer es poner la seguridad del estado en manos de profesionales competentes y además asumir que la sin razón no es combatible más que desde la palabra, desde la educación temprana. Lo de dejar de fabricar armas va incluido en ese paquete de mis deseos que considero irrealizables.
Benito Sacaluga