Resulta que Olvido, esposa y madre, se hizo popular de la noche a la mañana por ser protagonista de un vídeo erótico amateur que saltaba de móvil en móvil, era subido a diferentes repositorios como Youtube o Dailymotion y se hacía popular a través Facebook o Twitter. Todo el evento se convirtió en una trama amarillista en la que primero el destinatario era su marido, después un amiguete deportista de la señora y, por si acaso colaba, hasta una maniobra de la oposición (a pesar de que hasta Esperanza Aguirre daba su apoyo a la concejala socialista).
El culebrón dio de sí para unos días pero, descartando perjuicios moralistas que no nos interesan, esta noticia nos da para reflexionar sobre la falta de alfabetización tecnológica y lo poco consecuente que, en general, son los internautas en su uso de Internet. - Un fichero en Internet, se propaga de manera logarítmica.- Una vez pasado al dominio público, es imposible de eliminar el fichero y controlar sus consecuencias- Nadie puede poseer un documento si este no existe a priori.
El hecho de que la concejala acusará a alcaldía de la difusión del vídeo es un sin sentido en sí mismo, ya que la difusión inicial la originará el autor del documento y, en todo caso, las personas que lo hayan recibido. Por ello, dada la imposibilidad de que el vídeo saltará del móvil de esta señora al ordenador del alcalde, hace suponer que algún contacto intermedio ha debido existir, y que sería este contacto al que Olvido pidiera explicaciones, si es que las quiere.
Concluimos con un axioma al que hemos hecho referencia en diversas ocasiones, que no por simple es menos efectivo: si no lo haces en la calle, no lo hagas en Internet.
alfonsovazquez.comciberantropólogo