“No hay cambio de rumbo en la política económica del Gobierno”. Así comienza Mariano Rajoy su intervención en el Pleno del Congreso del miércoles pasado, en el que comparece, al fin, en directo para explicar la política económica del Gobierno y la situación del paro en España. Con esa frase, y no mediante su habitual aparición en plasma, Rajoy contesta a la petición de pacto del líder de la oposición, Pérez Rubalcaba, al que le pide un apoyo sin condiciones. El país presentado por Rajoy es una España con un balance triunfal, carente de toda autocrítica de sus políticas económicas. Rajoy justifica el programa de estabilidad fijado por la UE, asegurando que es una “medida excepcional para España”, y presenta el plan aprobado el pasado 26 de abril por el Gobierno. Insiste el presidente del Gobierno en su discurso en que hay que sentar las bases para crear empleo, dado que tenemos 6,2 millones de parados, pero defiende que, con sus políticas y reformas, ya estamos registrando resultados positivos: “Eso es lo que estamos haciendo: enderezar lo que le Gobierno anterior dejó torcido”. E insiste en que no le pidan volver al pasado, ni que “repita esos disparates”. Rechaza, por supuesto, el pacto pedido por el PSOE. Y habla de una 'España rosa', en la que todo empieza a funcionar. Advierte que, “aunque nos queda mucha tarea por recorrer, pronto llegará la cosecha”. Y pide un apoyo incondicional a las políticas y recortes del Gobierno. “Esta es la tarea a la que invito a sumarse a quien de verdad pretenda ayudar a los parados con algo más que con buenos deseos y fantasías ilusorias”. Y dice, en muy breves palabras, pronunciadas casi por obligación que está abierto “a toda sugerencia útil que nos ayude a ser más fuertes y más eficaces en beneficio de los españoles”, no dejando a la oposición ninguna esperanza de corregir su camino errado, sino reafirmando que “no estamos en el camino equivocado, ni hemos perdido el tiempo, ni tenemos las manos vacías”.
En su papel de jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba responde, decepcionado, al presidente del Gobierno con un resolutivo: "Ha descrito usted un país que no reconozco", marcando las diferencias en la forma de ver España. "Yo veo –le constesta– una España asustada, con desconfianza, con miedo, sin futuro, una situación que no se corresponde con la que usted ha pintado en esta tribuna". Y le ofrece tres tipos de acuerdos concretos 'y posibles': renovar un acuerdo autonómico para la estabilidad y el crecimiento; ir juntos a la Unión Europea para buscar dinero, para lo que "hay varias fórmulas encima de la mesa y todas son aceptables", y, pedir al Eurogrupo que le deje utilizar parte del dinero que dieron para los bancos: los 100.000 millones de euros, de los que hemos utilizado 40.000. "Si se cumple el cuadro macro, es posible que haya dificultades el próximo año", y por eso es mejor utilizar ese dinero que queda para financiarse. Rubalcaba insiste en que "mucha gente, en España, piensa que hay dinero para los bancos, pero no para los ciudadanos", y que dentro de un año no se podrá explicar por qué se siguen desahuciando casas, aumentando el paro sin que quede crédito ni para familias ni para empresas: "Le pido que explique esto a esos técnicos del Eurogrupo que tanto les gusta hablar por la tarde". Rubalcaba dedica el final de su intervención a lanzar un brindis al sol: "Yo creo que habría que hacer un gran acuerdo, porque la situación es muy difícil. Un gran esfuerzo en común para ver cómo y cuándo salimos. Se trata de hablar de rentas, de precios, de salarios, de diseñar juntos el camino de salida de España de esta crisis. A este gran acuerdo nacional me refiero yo. Es un buen paso citar a los empresarios y sindicatos. Y le digo más: haga lo mismo con los partidos políticos y las comunidades autónomas".
Pero Rajoy no se achanta ante las peticiones de Rubalcaba y saca pecho con frases tan infladas como sus argumentos: “La España de hoy tiene poco que ver con la de hace un año”. Durante casi cuarenta minutos no sale de ese guión. “Hemos logrado superar obstáculos que parecían infranqueables en un tiempo increíblemente corto y lo hemos conseguido porque los españoles lo han comprendido, lo han aceptado y lo han sufrido”. E insiste: “Continuaremos con la misma política, que es la que da resultados palpables, la que sanea nuestras cuentas, la que ha permitido recuperar la confianza internacional y la que sienta las bases más sólidas para el crecimiento estable”. Asegura que “yanadie me pregunta, señorías, si vamos a pedir un rescate. Hasta hace unos meses, me lo preguntaban todos los días. ¿Por qué ya no me lo pregunta nadie? Muy sencillo: porque los españoles, a lo largo del año pasado, han demostrado una férrea voluntad de mejora, una capacidad de sacrificio y un empeño por cumplir sus compromisos, que han despejado las dudas”. Se extiende en valorar los beneficios de la reducción del límite de déficit previsto para este año, que supondrá un ahorro de 18.900 millones de euros y que “ha tenido una buena acogida en Bruselas”. En su opinión, ese objetivo, más “otros ajustes menores en torno a 3.000 millones de euros”, conforman el eje central del Plan de Estabilidad. Repite que, “hace un año, estábamos al borde de la quiebra, señorías! ¡Vivíamos en un constante riesgo de ser intervenidos!”. Dice que hemos dejado atrás lo peor y que perseveramos en la misma dirección. “No estamos en el camino equivocado, ni hemos perdido el tiempo, ni tenemos las manos vacías. Hemos salido de lo peor.Hemos detenido la caída, vamos a empezar a mejorar, y los resultados llegarán porque todos sabremos recorrer, con firmeza, el camino que nos falta”. Asegura que no existen las “varitas mágicas, y que pronto las cosas irán mejor…”. Apela, una vez más a la lamentable herencia recibida de los socialistas y asegura que “estamos haciendo lo que tenemos que hacer para obtener resultados positivos, que comenzarán a ver la mayoría de los españoles”.
“Evite, señor Rajoy, lo sucedido a un inmigrante senegalés en Mallorca, que ha fallecido de tuberculosis por no recibir la atención que necesitaba”, sentencia Rubalcaba. El secretario general del PSOE se muestra “bien dispuesto” a llegar a acuerdos con el Gobierno para sacar a España de la crisis pero no puede “adherirse” a las medidas económicas impuestas por el Ejecutivo. “El acuerdo no puede ser adhesión porque no puedo acordar 23 decretos-leyes en los que es sí o no. Eso, no. Pero, si usted quiere, estamos bien dispuestos a hablar”. En su réplica, vuelve a lanzar su oferta de un “gran pacto nacional” que permita ganar la confianza en España y reparta los costes de la crisis. Alerta de que el problema del déficit público de España no es de gastos sino de ingresos y por una reforma de un sistema fiscal “que no funciona” y que está “como un queso Gruyere”. El líder del PSOE reconoce que la revisión del objetivo de déficit para España es una “buena noticia” aunque deja claro que no se debe a que España sea “cumplidora” sino a la “ruina” a la que ha llevado la política de austeridad de la UE.
Tras la polémica por el programa Audiencia Abierta de TVE, en el que se informaba sobre la intención del rey de lograr “grandes acuerdos” de las fuerzas políticas, el PP anunciaba el pasado jueves, en una nota enviada, que, durante la próxima Comisión de Control Parlamentario, pedirá explicaciones por el espacio emitido sobre la Casa Real Ramón Moreno, portavoz del PP en la Comisión de control Parlamentario, tildó de “grave que la Casa Real tuviera que desmentir una información aparecida en el programa”. Sin embargo, el PP obvió las palabras de la reina, que el miércoles, en un acto en Málaga de entrega de las Medallas de Oro de la Cruz Roja, pedía un acuerdo “para crear empleo”. Sofía de Grecia fue muy clara en sus palabras: “Las severas dificultades que sufren muchas familias españolas demandan una acción coordinada y compartida por todos los sectores de nuestra sociedad para dar satisfacción a sus necesidades vitales más urgentes, pero también, para habilitar propuestas integradoras que sean capaces de crear empleo y progreso”. La reina aprovechó su discurso, basado en el agradecimiento general a las labores de voluntariado con los inmigrantes y excluidos sociales, pero también, con el resto de las “situaciones personales y familiares críticas” que viven actualmente los españoles. Curiosamente, con las palabras de la reina, la corona profundizó en laidea trasladada por Audiencia Abierta de TVE, en el programa emitido justo un día después de que el CIS diera a la monarquía la peor nota (3,68). Fue con ocasión de la vuelta del monarca a la vida pública. El jefe del Estado habría establecido varios “contactos” con el presidente del Gobierno y con el líder del PSOE. El programa generó una gran controversia cuando, desde La Moncloa y según diversas fuentes, se entendió que esta estrategia del rey sobre la que se informaba daba apoyo al ofrecimiento de pactos por parte de Alfredo Pérez Rubalcaba a Mariano Rajoy. Ante el malestar del Gobierno, la Casa Real se vio obligada a rectificar el contenido del programa, dejando toda la responsabilidad en la edición del mismo que habría hecho el equipo de Audiencia Abierta, que dirige Miguel Ángel Sacaluga, a quien diversos representantes de los conservadores, fuera y dentro del ente público, identifican con un comando Rubalcaba. De esta manera, el PP defendía al rey pero chocaba con la reina. Mientras tanto, el Ejecutivo respondea Llamazares que “no hay injerencias políticasen RTVE”. Llamazares había recordado que el informe del Consejo de Europa menciona a España, junto a Hungría, Italia, Rumania, Serbia y Ucrania, en la lista de países sobre los que había recibido noticias sobre injerencias partidistas dentro de la televisión pública.
En abril, tras la imputación de la infanta Cristina, la Casadel Rey mostraba su “sorpresa” por lo que consideraba un “cambio de posición” del magistrado, José Castro. sobre la presunta implicación de la infanta en las irregularidades del Instituto Nóos, dirigido por su marido, Iñaki Urdangarin, del que ella formaba parte como miembro de su patronato. La Zarzuela parecía cuestionar la decisión del juez y añadía, molesta, que había conocido el auto de la imputación a través de “los medios de comunicación”. Pero, esta semana pasada expresaba su “absoluta conformidad” con la decisión de la Fiscalía Anticorrupción de recurrir el auto. Lo que abría una gran polémica con un PSOE que llegó a reclamar a la Corona que dejara actuar al instructor del caso. El príncipe Felipe se vio obligado a expresar el respeto de la Casa Real por la acción e hizo una declaración solemne sobre su “máxima confianza” en la labor de los jueces. También el PP aplaudió la decisión. Alfonso Alonso, portavoz en el Congreso, dijo que se alegraba y que era una buena noticia para España porque la Corona“debe ser una institución sólida”. Para el dirigente popular la decisión de la Audienciademostraba que “en España, todos somos iguales ante la ley para lo bueno y lo malo”. Por el contrario, Ricardo Sixto, diputado de IU manifestaba que, “si no fuese la hija del Rey, seguramente ni la Fiscalía Generalni la Abogacíadel Estado habrían actuado así”.
RGAlmazán, en un artículo en Kabala titulado “Cristina, la desimputada” dice al respecto: “Creo firmemente que el gobierno y la Casa Real han cometido la enésima torpeza. Es un claro error que, una vez imputada, se haya apostado por evitar que la princesa declarase. Además, como los jueces de la Audiencia (dos jueces contra uno) seguro que han tenido mala conciencia por decir que no había motivos para imputarla, han dejado abierta la cuestión por si hubiera un delito contra la Hacienda Pública, para lo cual el juez ya había pedido las declaraciones de la renta de los dos conyugues. Por cierto, que en una nueva demostración chulesca y de que pretenden estar por encima de la Justicia, se han negado a darlas, aduciendo que se trata de un atentado contra su intimidad. ¿Se imaginan ustedes que pasaría si le dijeran al juez que no le entregan su declaración si se la pide? Pues eso. ¡Viva la Justicia y Cristina “la desimputada”!
Según Carlos Jiménez Villarejo, jurista y ex fiscal Anticorrupción, el auto de la APP, del 7 de febrero pasado, confirma la plena vigencia de la desigualdad ante la Ley.“Las razones no pueden ser más elocuentes y actualizan las palabras precursoras de Sutherland, en 1939, la comparación entre el distinto trato judicial que reciben ‘el delito de clase alta –delito de cuello blanco–, compuesta por personas respetables o, en último término, respetadas (…) y los delitos de la clase baja, compuesta por personas de bajo status socioeconómico’. Así lo plantea la defensa de la Infanta y lo asume plenamente el Tribunal: ‘en determinados supuestos de procedimientos seguidos contra personas relevantes (…) el juez instructor debe obrar con sumo cuidado a la hora de acordar la imputación, rechazando decretarla de modo indiscriminado’. Como parece que así lo hizo el juez Castro. Es decir, que los jueces deben aplicar la Ley con distintas medidas según la “relevancia” social y económica de los imputados. No podía lanzarse peor mensaje a la ciudadanía para que desconfíe aún más de los tribunales”.
Jiménez Villarejo prosigue así su argumentación: “Partiendo, como no puede evitar, que la Infanta formaba parte como Vocal de la Junta del Instituto Nóos, plantea numerosos interrogantes sobre si desde esa posición participó y/o conoció las actividades ilícitas de dicho Instituto. Dudas que deberían haberse despejado más que por argumentos jurídicos, mas o menos plausibles, cumpliendo con lo acordado por el Juez Instructor, es decir, interrogando a la Infanta como imputada porque solo ella podía aclarar los extremos dudosos que plantea el Tribunal. Lo que no es admisible es que, excluyendo esa posibilidad, se permita afirmar que la presencia de la Infantaen Nóos fue ‘un mero acompañamiento impune’ sobre todo, cuando además, sostiene que dicha presencia ‘constituye efectivamente en cierto modo una influencia’ sobre las actividades del Instituto, lícitas o ilícitas, para, a continuación, privar a esa ‘influencia’ de toda trascendencia penal. Es una decisión sin duda forzada por la ‘relevancia’ de la persona a la que afectaba la decisión (…) El Auto de la APPsolo ha cerrado en parte la investigación y de forma muy discutible y, desde luego, la larga sombra de este proceso acompañará mucho tiempo a la Infanta, sobre todo por el afán de impedir su declaración. Todo ello profundiza el descrédito y la desconfianza en la institución monárquica.
Rajoy se moderniza: en su nueva foto de Facebook empuña un lapicero.
Juan Carlos Escudier dice, en su artículo ‘Una estatua de sal que fuma puros’: “Donde antes se hablaba de la sangre fría de Rajoy ahora se dice abiertamente que este hombre carece de riego sanguíneo y que, por eso, es inconmovible. El dontancredismo del líder empieza a ser un poco cargante. Nada parece alterar la placidez presidencial. Ni los escándalos de corrupción, ni el encendido debate sobre la monarquía, ni la desafección de Cataluña y su proceso soberanista, ni un final de ETA que puede truncarse por pura desidia, ni los más de seis millones de parados… El país parece estar en manos de una estatua de sal que fuma habanos, lo que no deja de ser una buena noticia porque significa que de cigarros algo entiende… No saben con quién están tratando. Un tipo que se dirige a los parados para decirles que pierdan toda esperanza ha de estar hecho de una madera distinta, muy parecida al granito. Alguien capaz de sacar pecho y proclamar que España no ha sido rescatada después de haber recibido 100.000 millones de Bruselas y haber aplicado todos los ajustes que se le exigían tiene un cuajo a prueba de bombas. ¿Un pacto para crear empleo? ¿Para qué? ¿Para tener que cambiar el discurso ahora que ya estaba plastificado?”
El humor casi sin palabras de Erlich:
El humor a secas de Tueldús, Ferrán, El Roto, Forges, Peridis, J. R. Mora, Alfons López…
En el segundo, recogemos las frases de María Dolores de Cospedal, al comentar el caso de los sobres de Bárcenas en una rueda de prensa del PP. Sus comentarios están a la altura de los de Groucho Marx.
“Afortunadamente España está ya en un situación nueva”… “Estamos en un vuelco de la economía española”… “Estamos realizando la mejor política de empleo posible”… Continuaremos con la misma política, estamos logrando resultados objetivos”… “Hemos dejado atrás lo peor”… “Esto empieza a funcionar”… Son frases del discurso de Mariano Rajoy en el Congreso el pasado miércoles que no dejan de resultar ‘sangrantes’ al compararse con la realidad.
En el último, Mariano Rajoy aprovecha el éxito del banco malo para presentar la propuesta del gobierno español que permitirá el saneamiento del sistema político: El Rajoy malo.