El Oráculo del Cosmos

Por Eloisaodiosa

El cuerpo de Kümarag descansa en la litera de la nave de Javierus.
Elodio encuentra reparo para su mente , en cubierta, con la mirada perdida y Javierus se acerca para interrogar esa actitud de tristeza.
Ella levanta sus ojos y sonrie. El Universo  con claridades y  fulgores que espontaneamente aparecen y luego se alejan con ruidos; se escuchan los susurros de las maderas de los navios.
Viejas maderas, eternas y sin olvido porque tienen pasajeros errantes con destinos eslabonados y caminos encontrados.
Se puede observar que las naves de Oícaro chirrian sobre el espacio y se inclinan de un lado al otro.
Los fulgores de terribles lineas electricas iluminan el Cosmos. Se puede observar un desequilibrio en tantas naves que hasta hace momentos atrás, solo presagiaban derrotas para enemigos que 
sus mentes fabricaban.
Esa dotacion de hombres se retuercen y sus cuerpos adquieren apariencia de fustigados y convulsionados emiten groseros aullidos imitando ronquidos de bestias , de animales salvajes.
El aspecto de estas barbaras bestias, ahora destrozan los galeones, se despedazan a si mismos, se engullen unos a otros.
Oícaro ve el desastre acumulado en lo que alguna vez fueron seres y sin recuperar aun el embrollo en su interior,comienza a sentir su aniquilamiento.
Los cristales formados en el Universo , en las inmediaciones, enfiladas, sus puntas como lanzas  vibran y mantienen equilibrio punzante.
Oícaro quiere huir y esta acorralado por su propia gente que espera ansiosa por desmembrar el cuerpo del que alguna vez, fuera su lider.
Ahora solo son harapos arrugados, macilenta carne.
La robustez bajo su rica vestimenta, ahora andrajos, siempre tuvo un aspecto exaltado., entusiasta y en este momento es una piltrafa.
En su mente se abre la idea del suicidio y como intuyendo, los cristales disparan con fiereza sus puntas, atravesando su cuerpo en mil fragmentos que se diluyen en trozos por el espacio.
Todos esas galeras comienzan haciendo remolino en el mismo espacio, ocasionando ventiscas rojizas por la sangre de Kümarag derramada. 
La Copa se ha convertido en trizas y la sangre en cristales que se multiplican .

Las gotas de sangre derramadas se han convertido en infinitos cristales que zumban como lanzas sobre los galeones de Oícaro, que su cuerpo ha sido fragmentado por las puntas de las lanzas de cristal rojo.

Mientras tanto la tripulacion de Javierus observa la furia de una tormenta roja que sopla vientos rojizos y lluvia color rojo sangre.

Mientras tanto, la palida Elodio, yace sobre la cubierta del galeon y Javierus puede observar su nerviosismo y abruptamente se levanta y corre donde se halla su amado hijo.
Instantes más tarde, vuelve a cubierta y así continua todas estas escenas que a Javierus le intriga. En un momento le continua silenciosamente los pasos de Elodio y observa a cierta distancia la accion de Elodio, de tomar su Blástula e inferirse una herida en su brazo dejando salir a borbotones la sangre y depositando cada gota en la boca de Kümarag, quien sigue dormido pero muy débil.

 Ha perdido mucha sangre en la tortura inferida por Oícaro y ella flagela su cuerpo para entregarle su sangre al ser de sus entrañas.
Javierus no quiere interrumpir este valeroso acto de Elodio y vuelve a su puesto de mando en la cubierta del galeón.
Son muchas las idas y venidas de Elodio y ahora su palidez realmente preocupa a Javierus.
Pero ella esta resuelta a dar hasta su última gota de sangre por la vida de su hijo.
 Sin embargo, Javierus la detiene y con lentitud le comunica que  ella está débil y que el sabe que está dando la vida por su hijo.
Kümarag  , solo se alimentara con sangre y la tuya no basta.
Tenemos enemigos frente a nuestra nave. Ellos querran entregar víctimas para negociar sus vidas.
Acepta y salva tu vida y la de tu hijo.
Elodio acepta y nuevamente su cuerpo se cubre de metal, plata bruñida que ajusta su cuerpo en los lugares donde sus curvas son exuberantes.
El casco esta cerrado, listo para guarecer su rostro ante cualquier lanzamiento de armas o catapultas.
La cota de malla metálica, cubre parte de su cabeza y cuello y cae unos centímetros sobre sus hombros.
El peto tiene un grabado de un artesano platero en Venecia, que regalo ese trabajo en admiración por su belleza y valentía. La letra , inicial de su nombre se luce por el delicado arte del artesano. Esa letra es Oro, metal sagrado del Cósmos.
Su coraza protege su pecho y piernas de metal llegan hasta sus pies; el metal cubre casi totalmente el cuerpo. 
Un silbido sale de su boca y Arcàpholus emerge de alguna dimensión , al llamado de su ama.
Elodio es bajado por dos tripulantes del navio y sus botas de metal, pisan el infinito, el espacio como si este fuera vidriado.
Todo esta cubierto por una roja nebulosa que atraviesa Elodio en busca de alguna víctima.
Al acercarse a los crujientes navios, destrozados de Oícaro, cientos de manos salen de todo indicio de los que fueran alguna vez, veloces naves que circundaban los espacios blandiendo la maldad como estandarte.
Esas manos eran para Elodio la imagen de Kümarag en la necesidad de alimentarlo.
Haciendo señas, estimula el pensamiento en el adversario, de que será perdonado.
Ella se desliza nuevamente entre la nebulosa roja y se  pierden en esa borrasca de nubes y ventiscas. Nadie los puede ver, ni Javierus, ni la tripulacion de las naves de Oícaro, ahora muerto.
Ella se da vuelta y empuña su espada, y con fiereza la ensarta en el cuerpo del condenado que camina confiado trás Elodio.
Su cuerpo atravesado por la Blástula se desangra y Elodio junta en una pequeña vasija que lleva maniatada a su cintura, toda la sangre posible.
El cuerpo se va disgregando y desapareciendo en la nebulosa.
Camina Elodio y lleva a su hijo, el fresco y tibio liquido, con el que salva la vida.

El Oráculo y el Ojo del Cosmos comienzan a trabajar.

Eloisa Benitez Millan