El orden oculto de los pájaros

Por Naturalista
Estos días de frío y lluvia seguramente son para los pájaros los más difíciles del año, ya que a los rigores del tiempo se une la escasez de comida, sobre todo para las aves insectívoras. En esta situación es lógico pensar que las currucas, carboneros, petirrojos y demás compitan en estas fechas por hacerse con esas calorías, tan valiosas como escasas, que deambulan por el suelo y la vegetación en forma de diminutos artrópodos: mosquitos de los hongos, polillas invernantes, arañas, ácaros de terciopelo, tijeretas... Ante esta carestía invernal, ¿cuál es la mejor estrategia para un pájaro? Debe ahorrar toda la energía que pueda, porque le cuesta mucho obtenerla. Lo mejor, por tanto, será buscar insectos allá donde localizarlos requiera menos esfuerzo de búsqueda, y a menudo esto significa que el pájaro dedicará más tiempo a buscar por lugares donde le sea más fácil moverse. También le conviene no entretenerse demasiado tiempo en sitios donde otra especie suela buscar mucho, ya que lo más probable es que sea esa especie la que encuentre antes a los insectos. Así, en parte por las habilidades locomotoras de cada pájaro y en parte como resultado de la competencia, uno esperaría que cada especie buscase insectos en una zona distinta del matorral. En resumen, como suele decirse en ecología, que cada especie tuviera un nicho ecológico diferente.
Pero esto sólo son palabras, ¿qué hay de los hechos? Pues parece que cuadran bastante bien. El diagrama que encabeza esta entrada muestra el patrón general que he encontrado durante noviembre y diciembre en esta comunidad de pájaros: las principales aves insectívoras se reparten el espacio disponible y además de un modo que concuerda con las ideas anteriores. El minúsculo reyezuelo se cuelga de ramas altas donde ningún otro pájaro puede sostenerse. Más abajo, los carboneros se adentran acrobáticamente en las encinas, pero los petirrojos, menos ágiles, suelen quedarse en el exterior y un poco más cerca del suelo. A sólo dos o tres palmos de altura revolotean mucho las currucas, mientras que las pesadas urracas apeonan sobre el pasto. Un reparto tan razonable suena bien, pero de momento sólo me parece un "quizás", ya que apenas se basa en poco más de un centenar de observaciones de campo... Que, sin embargo, sirven para pintar a grandes rasgos un orden oculto en lo que a simple vista parece un mero caos de pájaros moviéndose entre las encinas.
Hay un nombre para este reparto del espacio ecológico: segregación de nichos.
Más sobre ecología de comunidades de aves pinchando aquí.