El nombre de este pueblo de la Sierra Norte de Guadalajara proviene del latin Hordeum (cebada) y referido a su recolección. Quizás porque, aunque está a 1.200 mts de altura, sus llanos rodean el casco urbano, oculto entre sabinas y carrascas. Es un ejemplo de pueblo serrano al borde de la desaparición, que salvaron sus hijos de la mejor manera posible: reconstruyendo la casa de sus antepasados con los medios que tenían y habitándolas en fin de semana y vacaciones. Aunque el casco urbano ha perdido su fisonomia (calles amplias mezcladas con callejones, casas sueltas y solares), El Ordial sigue vivo. Destaca la iglesia románica de San Sebastián (solo conserva original la portada y la pila bautismal).
Sus gentes siempre se dedicaron a la ganadería, a la caza y a sus huertos. Celebran las fiestas patronales (San Sebastián) a finales de agosto y San Ramón (en La Nava) el penúltimo fin de semana del mes. Asisten a la romería del Altorey (1er sábado de septiembre). Tiene servicio de bar y alojamiento. (Recuerda que tus comentarios nos enriquecen a todos)
Lar-ami, gerente de CR La Vereda de Puebla, entre cárcavas y olivos milenarios.
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