El Nacional | GDA | Por Mariluz GentileUn nuevo hallazgo plantea que hay un exceso de fibras nerviosas sensoriales alrededor de estructuras
Por años se había creído que la fibromialgia era una enfermedad con un origen psicosomático o “emocional”. Actualmente los tratamientos que se utilizan para dar cierto alivio a los afectados actúan dentro del cerebro donde se ha detectado hiperactividad de origen desconocido.
Pero sólo hasta ahora, una investigación parece haber encontrado que esta patología, caracterizada por dolores y fatiga, tiene una causa biológica.
El estudio, del Albany Medical College y el Integrated Tissue Dinámica LCC (Intidyn) de Estados Unidos, publicado en la revista Pain Medicine en junio pasado, plantea que la fibromialgia se produce por un exceso de las fibras nerviosas sensoriales alrededor de estructuras vasculares especializadas que existen en la piel de las manos y los pies.
“Habíamos pensado que estas terminaciones nerviosas sólo estaban involucradas en la regulación del flujo de sangre para controlar la temperatura corporal en un nivel subconsciente; sin embargo aquí tuvimos evidencia de que las terminaciones del vaso sanguíneo pueden contribuir a nuestro sentido consciente del tacto y también al dolor”, dijo Frank L. Rice, neurólogo y presidente de Intidyn, tras ser publicado el estudio.
El descubrimiento pudiera abrir la posibilidad de otros métodos de diagnóstico y de alternativas terapéuticas para una patología que apenas tiene tres fármacos aprobados por la FDA para su tratamiento.
Los investigadores explican que la patología encontrada en estas válvulas de las manos podría estar interfiriendo en el flujo sanguíneo hacia los músculos del cuerpo. Este flujo sanguíneo mal manejado podría ser la causa de los dolores musculares y de la sensación de fatiga que se piensa es producida por los bajos niveles de inflamación y la acumulación de ácido láctico (que suele producirse normalmente durante el ejercicio intenso) en los pacientes con fibromialgia.
Ante este hallazgo, la anestesióloga Eloymar Rivero, opina que en la fibromialgia “ciertamente hay un compromiso muscular importante y comienza a haber memoria de dolor o sensibilización en los músculos, donde incluso se remodelan los vasos sanguíneos a nivel periférico. Pero definitivamente no hay una única causa para la enfermedad. Su origen ha pasado de ser netamente psicológico a ser multifactorial. Hoy día se considera que están involucrados factores neuroendocrinos, neurosensoriales, inmunológicos y hasta genéticos”.
Rivero indica que hasta ahora la hipótesis más aceptada son los fenómenos de memoria del dolor (conocidos como sensibilización central y periférica) en los cuales la interrupción del sueño profundo juega un papel fundamental, pues genera una disminución de la liberación de sustancias que regulan el dolor como la serotonina, y alteraciones de la hormona de crecimiento que restaura el tejido muscular y controla la percepción del dolor.
Enfermedad acompañada
El dolor es descrito como persistente, profundo y punzante, tanto así que el simple contacto con la ropa puede ser insoportable. Este suele ser el principal síntoma de la fibromialgia, síndrome reumatológico que es siete veces más común en mujeres que en hombres y que suele aparecer entre los 20 y 50 años de edad.
Rivero indica que la comorbilidad o la presencia de otras patologías es común. Por ejemplo, los pacientes con fibromialgia pueden padecer del síndrome de intestino irritable, fatiga, alteraciones en el sueño y otros problemas de carácter psicológico como ansiedad, depresión y dificultad de concentrarse.
Aunque la enfermedad no representa un riesgo para la vida del paciente, ni ocasiona daño muscular o articular, puede afectar todos los ámbitos per sonales. Uno de ellos es el laboral: más de 30% de los que sufren fibromialgia disminuyen sus horas de trabajo o lo cambian a uno que no sea tan exigente física o emocionalmente, según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, Internacional Association for the Study of Pain). Sin embargo, pueden espaciarse las crisis si se abordan de manera adecuada.
Un estudio de la IASP sobre cómo se sintieron las personas una década después de ser diagnosticadas, evidenció que la mayoría se sentía mejor luego de cambiar su estilo de vida y de recibir tratamiento. La proporción que continuaba trabajando tiempo completo era 9 de 10 personas.
Algunos síntomas
- Dolor profundo, agudo y quemante en músculos, tendones y ligamentos alrededor de las articulaciones.
- Sensitividad o dolor a la palpación
- Cansancio constante que limita la calidad de vida
- Rigidez y entumecimiento matutino
- Disturbios en el patrón de sueño
- Depresión y ansiedad
- Disfunción social y ocupacional
- Problemas de memoria o de concentración
- Dolor de cabeza
- Colon irritable
- Calambres menstruales
- Adormecimiento y sensación de hormigueo en manos, brazos, piernas y pies.
- Hinchazón de extremidades y problemas urinarios.
- Ninguno de los síntomas desaparece, no importa cuánto descanse la persona que lo sufre.
- Fuente: Recopilado por El Nuevo Día
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